Título de la obra: Asesina de dioses
Autora: Hannah Kaner
Editorial: Umbriel
Traducción: Aitana Vega Casiano
Año de edición: 2023
Extensión: 352 páginas
Encuadernación: Rústica con solapas
PVP: 19€ (papel) / 11,99€ (digital)
Una reseña de Mariló Catalán
En la nación de Middren el culto a los dioses está prohibido por orden del rey Arren, tras la cruel guerra librada contra ellos y que dejó en ruinas la ciudad de Blenraden. Pero, aunque destruyan sus altares y persigan a sus fieles, los dioses no dejan de brotar. Son seres de poder, nacidos del amor y el miedo de las personas, anhelantes de plegarias y sacrificios. Para acabar con ellos es necesario contratar a los veiga, asesinos de dioses que, aunque ya estaban activos con anterioridad, actúan ahora con la bendición del monarca.
Este es el mundo de Asesina de dioses, una novela de fantasía oscura editada por Umbriel. El debut en el género fantástico de la autora británica Hannah Kaner es un libro corto y de lectura ágil, lo cual se agradece por ser algo cada vez menos común, y lo es sin caer en la simpleza. Se trata de una de las obras a tener más en cuenta de las publicadas este año.
CUATRO PUNTOS DE VISTA Y UN PEREGRINAJE EN COMÚN
Kissen es una matadioses y lo disfruta. Cuando era pequeña su familia fue asesinada por los fanáticos de una diosa del fuego y la vida no le ha puesto las cosas fáciles desde entonces. Esconde las heridas de su pasado bajo un exterior combativo y descarado, pero su corazón es compasivo. Gracias a las leyes del rey Arren, los encargos y el dinero no le faltan, sin embargo no puede decirse lo mismo del aprecio de los habitantes del reino. El desagrado que suscitan los veiga, de los que a pesar de todo la gente no pude prescindir, probablemente recordará a los lectores a los cazadores de monstruos de la saga de Geralt de Rivia, y no es la única similitud.
Además del de Kissen, la historia cuenta con otros tres puntos de vista desde los que se narran los capítulos. Son los de Inara, una noble de doce años, Skedi, un pequeño dios de las mentiras piadosas que está ligado a Inara, y Elogast, un antiguo caballero en una misión secreta. Iniciarán su andadura en busca de respuestas y favores. Más pronto que tarde sus caminos acabarán cruzándose y, en Middren, todos los caminos llevan a Blenraden, la ciudad de los mil altares, donde moran los últimos dioses salvajes.
Asesina de dioses progresa en sus primeros capítulos como una aventura clásica, colocando cada pieza poco a poco en su lugar del tablero, reuniendo al grupo de variopintos personajes en una misión que solo pueden completar si lo hacen juntos. Es por ello que, a veces, he tenido la sensación de estar ante un libro introductorio, como si fuese el prólogo de algo mucho mayor que aún está por venir, más sabiendo que es el primero de una trilogía.
De entre los cuatro protagonistas mi favorito sin duda ha sido Skedi, por su naturaleza divina, su complicada relación con Inara y su pasado misterioso. Adorable casi siempre, manipulador en ocasiones. Su trama junto a la joven noble es la más redonda y la que mayor intriga me ha generado. Las decisiones del pequeño dios mentiroso (que tiene forma de liebre con cuernos y alas) sirven, además, como espejo de otro personaje muy destacado, poniendo de relieve cuestiones morales acerca del poder y el amor, o su ausencia. Para los dioses, el uno y el otro son prácticamente lo mismo. Para los humanos, es muy posible que también. Por otra parte, Elogast, el caballero reconvertido en panadero, es el protagonista menos llamativo, más plano y previsible. Solo al final se atisba otra cara de su personalidad que le da más profundidad.
LA GENTE HACE A LOS DIOSES, LOS DIOSES HACEN A LA GENTE
Si hay algo por lo que brilla la novela de Hannah Kaner es claramente su mitología, la construcción de su mundo y sus dioses. Se nota el mimo que la autora ha puesto en los detalles. El cuidado al diseñar las reglas que rigen su existencia, los lugares que habitan y en los que dejan su huella, aquello que les motiva y que les da vida. Los dioses pueden ofrecer consuelo o explotar a las personas para su beneficio. Pueden tentar y ser tentados, maldecir y otorgar bendiciones, dar caza y ser cazados. Los hay nuevos y salvajes. De agua y de fuego, de los refugios seguros, de la fortuna o las sandalias rotas. Los humanos los adoran y los temen, pero sin ellos los dioses no tienen poder, memoria ni sustancia. Ambos se necesitan y se influyen mutuamente. Cuando se trata de tomar partido, las cosas no son tan sencillas como podría parecer, ni los bandos tan rígidos.
Kaner no solo tiene buenas ideas, sino que sabe cómo desarrollarlas y cómo dosificar la información. El resultado es un mundo rico, vibrante y complejo. También diverso: encontramos personajes principales y secundarios con discapacidades, que conocen el lenguaje de signos o que se enfrentan a problemas de salud mental, y no se hace distinción entre las relaciones lgbt y las heterosexuales. Estos elementos se integran en la narración con naturalidad. Pero no todo sale bien: el romance, que lo hay, no acaba de cuajar y es tan innecesario como apresurado. No cuenta con la evolución de los vínculos de tipo familiar, que funcionan mucho mejor. La extensión breve de la obra en este caso juega en su contra.
En cuanto a la inestable situación política del reino, solo se dan unas pinceladas, pero es suficiente para despertar el interés. Con suerte la secuela ampliará lo visto hasta el momento y podremos conocer más sobre las casas nobles, la corte de Sakre y sus intrigas.
ASESINA DE DIOSES: CONCLUSIONES
Fe y voluntad, familias que se eligen y enemigos que no, demonios, sangre, traición y fuego. Todo eso lo podréis encontrar en Asesina de dioses, así como un final potente con una buena dosis de acción y giros jugosos, un pasado siempre al acecho y una ambientación fascinante. Si os gusta cómo suena, no dudéis en leerlo.
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