El 17 de julio a las 11 de la mañana en la Plaza Domingo Acebal de Avilés Cristina Macía liberaba el espíritu del Celsius, dando inicio tanto al festival como a una nueva tradición. Una nueva tradición que ha funcionado a las mil maravillas en esta séptima edición de 2019, junto con la presentación de nuestra revista a primera hora del miércoles. Aunque para muchos, el Celsius 232 ya había empezado antes. En mi caso, concretamente el martes desde el mediodía. En el de otros, incluso el lunes. Esto del pre-Celsius se nos está yendo de las manos.
Este Celsius ha sido el más intenso de todos. Ojo, no digo el mejor (porque eso requiere establecer un baremo de imposible valoración), si no el más intenso. Lo he hablado con varias personas y opinan lo mismo. Un in crescendo de emociones, anécdotas y momentos se sucedieron estos 4 (o 5, o 6) días por Avilés. Y eso que la WorldCon de Dublín el próximo mes de agosto nos ha robado (¡Traidores!) unas cuantas personalidades habituales del festival. Sin embargo, los que estábamos hicimos más piña que nunca y si no que se lo digan al amable personal de L’alfarería, con los malos ratos que les hicimos pasar y nuestra frase: mesa para 30, por favor.
No podía ser menos que otros años. Reencuentros, abrazos interminables, charlas de terraza o noches locas con su chupito tamaño extra, según algunos, de crema de orujo como nueva costumbre. El Celsius 232 siempre es esto y mucho más. Es nuestro rincón de felicidad. Nuestra burbuja friki. Es la almohada acolchada que nos da seguridad ante la oscura y temible realidad. Por eso la hostia al volver a casa es tan grande. El vacío al día siguiente de terminar el Celsius 232 es enorme ¿Dónde están mis presentaciones?, ¿A quién le doy la chapa ahora con mis teorías sobre el Cosmere? (vete al Discord y te explota la cabeza), ¿dónde están mis afines, mi club de los cinco personalizado? En estos duros momentos, solo tu tarjeta de crédito agradece que el festival haya terminado, porque entre las tentaciones tanto visuales como verbales no hay año que no se quede temblando.
Aparte de todo esto, ha sido un gran festival en cuanto a invitados. Reconozcámoslo, la cosa pinta difícil para superarse, pero el año pasado decía lo mismo. Y el anterior. Nuestra querida redactora Isa Janis presentó de manera impecable a un casi desconocido Brandon Sanderson, que solo estuvo firmando hasta más allá de las 12 de la noche, llenó el auditorio y se mostró tan amable como en cada visita. Sarah Pinborough conquisto los corazones de conocidos y extraños con su socarronería y buen rollo. Anna Starobinets sorprendió a todos e hizo reír (aunque sin querer) con sus intervenciones e historias de su vida. Francis Hardinge se convirtió en la VOZ del festival, con ese acento británico y dejes de narradora de cuentos. Rachel Hartman nos sorprendió a todos cantando una canción que ha compuesto para su propia saga de libros. Scalzi se pasó el festival Celsius 232 en el modo experto con mucho éxito (No lo olvidéis, no pongáis pulgares oponibles a vuestros gatos).
Kameron Hurley irradio una vez más toda la fuerza y buen rollo que tiene, como el año anterior. Joe Abercrombie ejerció una vez más de Lord por las calles de Avilés y su presentación, con vistazo a 2020 junto a Diego fue de las más simpáticas. Esteban Betancour hizo que todos saliéramos corriendo a comprar libros de Ian Watson tras su trabajada presentación. Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina estaban a la vez en todos los lugares y actividades del festival, irradiando su armonía con el festival con todos los presentes. Sergio S. Morán estuvo tan sembrado como siempre presentando su nuevo libro El Lingotazo mientras Tade Thompson presentaba su premiada Rosalera en el Auditorio. John Connolly puso la nota de glamour al festival (esos chalecos los luce como nadie) y ejecutó todo su encuentro en un perfecto castellano.
Ferran Varela rompió expectativas, y su cola para firmar tanto La danza del Gohut como El arcano y el jilguero sorprendió a muchos. Sin embargo, un servidor tras el teclado, era lo que esperaba y deseaba. Jesús Cañadas destapó su desparpajo andaluz tanto en su presentación de Athenea y los elementos como en la mesa de literatura juvenil. Iria y Selene llenaron de nuevo carpa y cola de firmas, como dos estelas siempre presentes del festival y que siguen en permanente ascenso. César Mallorquí estuvo tan majo como siempre, al igual que Elia Barceló, a la cual siempre es un placer escuchar. Laura Fernández discurrió una vez más por todo el festival, tanto presentando su reedición de Bienvenidos a Welcome como ejerciendo de presentadora en algún que otro acto. Dos nombres potentes del panorama nacional como Guillem López e Ismael Biurrun presentaron también sus nuevas obras recién publicadas, aunque sus intervenciones se quedaron un poco escuetas para mi gusto. Ojalá poder escucharlos más ¿alguien dijo mesa redonda de autores nacionales?
Y hablando de mesas, hubo dos grandes triunfadoras en esta séptima edición del festival Celsius 232. Gracias a Womarts pudimos tener sobre el escenario a Sofía Rhei moderando una mesa con Anna Starobinnets, Francis Hardinge, Johanna Sinisalo y Sarah Pinboroguh. El remate final fue el último día con Escribir ciencia ficción, hoy. Nada menos que Kameron Hurley, Ian McDonald, Brandon Sanderson, Anna Starobinets, Adrian Tchaikovsky (alias Sonrisa Profident) y John Scalzi. Fue una mesa inolvidable, simpática, interesante, entretenida la cual espero que Elías Combarro suba pronto a su web para que todos la podáis disfrutar (metedle presión). Fue un cierre apoteósico.
Como veis, otro año de Celsius 232 muy completo. De verdad, que el trabajo de Cristina Macía, Diego García Cruz y Jorge Iván Argiz es inconmensurable. Decir solo gracias, se queda corto. Al igual que el de todo el equipo de voluntarios y ayudantes que hacen que podamos disfrutar plenamente de todo el festival, desde el personal que está en las casetas de información y segunda mano, como los que coordinan y echan una mano en las firmas (especial aplauso a la chica que hacía las fotos en la cola de Brandon Sanderson, menudo curro). Yo tengo claro que el año que viene volveré para seguir viviendo esta semana tan única como especial en el año. Ya van siete seguidas en mi caso. ¿Te apuntas a la octava conmigo?
1 comment
Pinta estupendo, nuestras tierras siempre tan agradables. Una pena no leer ninguna referencia de Jon Bilbao, que poco bombo se le da.