El primer viaje americano a la Luna a juicio

by Sergio Mars
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El primer viaje americano a la Luna se debió a la imaginación de un fraile del Virreinato de Nueva España. Fue también el primer cuento de ciencia ficción escrito en el continente, y lo más sorprendente es que ha llegado a nuestros días gracias a una circunstancia un tanto peculiar: fue registrado como prueba de acusación en un juicio por herejía ante el Santo Oficio.

LAS SIZIGIAS Y CUADRATURAS LUNARES DE FRAY RIVAS

Corría el año 1773 cuando Manuel Antonio de Rivas, un fraile franciscano de Mérida, en el Virreinato de Nueva España, fue denunciado ante la inquisición por un grupo de religiosos, que al parecer habían sido a su vez acusados por aquel, a través de un pasquín anónimo escrito en yucateco, de pecadores lúbricos, incapacitados por sus actos libidinosos para impartir los sacramentos (en términos posiblemente mucho más directos y gráficos). Esta circunstancia, junto con la meticulosidad procesal que caracterizó al Santo Oficio, permitió que la obra, incluida dentro de un legajo más amplio, acabara en el Archivo General de la Nación de México, donde fue redescubierta en 1958, aunque no fue difundida públicamente hasta 1994, más de dos siglos después de su composición original.

el primer viaje americano a la luna

Sizigias y cuadraturas lunares, de Manuel Antonio de Rivas.

El cuaderno, escrito posiblemente bajo confinamiento mientras preparaba un almanaque astronómico para 1775 (y por tanto redactado en 1774), llevaba por elaborado título: Sizigias y cuadraturas lunares ajustadas al meridiano de Mérida de Yucatán por un anctítona o habitador de la Luna y dirigidas al Bachiller Don Ambrosio de Echeverría, entonador que ha sido de kyries funerales en la parroquia del Jesús de dicha ciudad y al presente profesor de logarítmica en el pueblo de Mama de la península de Yucatán; para el año del Señor 1775, y constituye el primer viaje americano a la Luna en la ficción.

En él se nos relata cómo los anctítonas (selenitas) reciben por medios que no se precisan una misiva de un atisbador de la Luna en la península del Yucatán, haciéndoles partícipes de sus observaciones para con el astro que habitan, y cómo estos deciden corresponder a tal gentileza organizando un gran congreso que recopilará sus propias observaciones de la Tierra para hacerle llegar las conclusiones. En eso están cuando a la Luna llega un caballero francés, monsieur Onésimo Dutalón, a bordo de un vehículo de su invención.

HEREJÍAS AGAPAZAPAS ENTRE LAS SIZIGIAS

Tras dar cuenta de sus experiencias (y experimentos científicos) durante el viaje por el éter y departir sobre cronologías (los habitadores de la Luna cuentan sus años desde el episodio en que Faetón abrasó los planetas, 7.914.252 años atrás), Dutalón se propone circunvalar el globo lunar. Justo entonces irrumpe en la reunión un batallón de demonios que está conduciendo el alma de un materialista al infierno del interior del Sol, porque Lucifer no está dispuesto a que le revolucione el infierno del centro de la Tierra (anécdota que se convertiría en una de las bases de la acusación, por el atrevimiento de alterar la geografía teológica, pues todo el mundo sabía que el Infierno estaba abajo).

Partido Dutalón y partidos los demonios, la historia prosigue narrando las observaciones terrestres de los anctítonas, que determinan que a la latitud de Mérida la Tierra rota a razón de cuatro leguas por minuto, de lo que coligen que, sometidos a tan vertiginoso vaivén, no es de extrañar que los habitantes de Mérida sean proclives a todos los vicios (lo cual constituyó el segundo y más importante motivo de denuncia, pues tal influencia perniciosa de los movimientos celestes sobre los hombres, que la acusación relacionó con la astrología, negaría la existencia del libre albedrío).

Tierra desde la Luna, grabado de 1894.

Regresado Dutalón de su periplo circumlunar, los anctítonas le encargan la tarea de transportar a la Tierra y entregar en Mérida la misiva redactada al bachiller Ambrosio Echeverría (ante la imposibilidad de identificar al anónimo atisbador, que bien podría ser el propio Manuel Antonio de Rivas, ocupado como estaba en la elaboración de su almanaque lunar), y el francés abandona finalmente nuestro satélite, con la promesa de regresar en algún momento futuro a la Luna, quizás acompañado del bachiller.

UNA TRADICIÓN DE VIAJES LUNARES TEMPRANOS

Como se puede apreciar, el primer viaje americano a la Luna es una obra claramente inspirada en toda la proto ciencia ficción que imaginaba viajes a nuestro satélite, empezando por la Historia verdadera de Luciano de Samosata (ca. 170). Dentro de la tradición de los viajes fantásticos, era un tipo de relato ya bien consolidado dentro del campo de la ciencia ficción temprana, con obras tan significativas (y en algún caso polémicas) como Somnium sive astronomia lunaris de Johannes Kepler (1634), El hombre de la Luna de Francis Godwin (1638), Historia cómica de los estados e imperios de la Luna de Cyrano de Bergerac (1657) o el cuento Micromegas de Voltaire (1752), así como textos filosóficos del tipo de El descubrimiento del mundo en la Luna de John Wilkins (1638), Conversaciones acerca de la pluralidad de los mundos de Bernard le Bovier de Fontenelle (1686) o Iter lunare de David Russen (un ensayo sobre la obra de Bergerac, publicado en 1703).

el primer viaje americano a la luna

The man in the Moone, Francis Godwin, 1638.

Por otra parte, el primer viaje a la Luna en español había sido obra de Diego Torres de Villarroel, quien escribió en 1724 Viaje fantástico del Gran Piscator de Salamanca. Jornadas por uno y otro mundo, descubrimiento de sus substancias, generaciones y producciones. Ciencia, juycio y congetura de el eclypse de el día 22 de mayo de este presente año de 1724 (de el qual han escrito los Astrólogos del Norte), etc., por su autor, el bachiller Don Diego de Torres, Profesor de Filosofía y Matemáticas, substituto a la cátedra de Astronomía de Salamanca (aunque mucho antes, en 1532, ya la había alcanzando en latín el clérigo Juan de Maldonado en su propio Somnium).

UNA DEFENSA JURÍDICA Y TEOLÓGICAMENTE IMPECABLE

En ese sentido, y dada su corta extensión, su relativamente tardía fecha de redacción y su nula difusión contemporánea, no se puede decir que Sizigias y cuadraturas lunares aportara nada excesivamente novedoso o significativo a la temática de los viajes espaciales tempranos. Cabe considerar, sin embargo, como un valor añadido la documentación adyacente a la obra en sí, que viene a constituir un proceso que se dirige no solo contra Fray Manuel Antonio de Rivas, sino contra un género que por entonces no tenía siquiera nombre (a lo sumo, se lo tildaba de literatura filosófica). Así, nos encontramos primero con el texto de la acusación, que recalca las supuestas herejías en que incurre el cuento (signado por Fray Francisco Larrea y Fray Nicolás Troncoso). El fiscal inquisidor, sin embargo, no quedó satisfecho con su exposición y encargó una nueva valoración a un tal Diego Marín de Moya, que desarrolló una brillante defensa fundamentada en dos puntos:

El primero, que de acuerdo con la teoría heliocéntrica de Copérnico, el Sol puede considerarse que se encuentra en una posición inferior con respecto a la Tierra, lo que es congruente con la ubicación relativa que se le asigna al Infierno en las Sagradas Escrituras. Más relevante (para el futuro de la ciencia ficción) es la segunda parte de su argumentación, que califica el relato como un apólogo, es decir, una fábula moral, que hace uso de la fantasía y de la exageración con el propósito de transmitir no una verdad literal, sino un concepto metafórico (en este caso, que el libertinaje campaba a sus anchas entre determinados sectores de la alta jerarquía social y eclesiástica de Mérida).

el primer viaje americano a la luna

Heliocentrismo copernicano.

Tal vez se trate, ni más ni menos, que del primer análisis sobre los objetivos y mecanismos de la ciencia ficción como literatura referencial, y no en un documento cualquiera, sino en un informe encargado por uno de los tribunales más garantistas de la época (lejos de la mala prensa con que se suele caracterizar al Santo Oficio). Establece claramente una separación entre tres tipos de verdad: la teológica (incuestionable), la científica (en un plano separado y sujeta a sus propios mecanismos de verificación) y la poética (o metafórica). Atendiendo a este análisis, por tanto, la ciencia ficción sería la literatura que emplearía el lenguaje y la lógica científica para construir fábulas de aplicabilidad específica (descifrables gracias a un código referencial compartido por lectores y escritor).

UNA OBRA FUNDACIONAL DE LA CIENCIA FICCIÓN MEXICANA

Se desconoce el resultado del proceso en su conjunto, así como el destino final de Manuel Antonio de Rivas (que probablemente ya era de edad avanzada cuando dio inicio todo el lío), aunque sí se sabe que en 1777 se desestimaron por completo las acusaciones de herejía a raíz del contenido de Sizigias y cuadraturas lunares (por la documentación, da la impresión de que los inquisidores se olieron enseguida de qué iba de verdad todo aquello: luchas intestinas por el poder eclesiástico y la autoridad moral en la región). El texto fue pasando de archivo en archivo, hasta su redescubrimiento en el siglo XX, alcanzando con el tiempo el primer viaje americano a la Luna el estatus de obra fundacional de la ciencia ficción mexicana (y también del continente en su conjunto, sobre todo a raíz de su primera traducción al inglés, que data de 2015).

el primer viaje americano a la luna

Sizigias y cuadraturas lunares, edición de 2009.

La edición en que me he basado para la elaboración de este artículo parte de un estudio de Carolina Depetris y Adrián Curiel Rivera para la Universidad Nacional Autónoma de México en 2009, que podéis descargar en PDF desde este enlace (e incluye la transcripción completa de Sizigias y cuadraturas lunares, con la ortografía adaptada a la normativa actual).

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