Álvaro Aparicio es Informático de profesión y bifurca sus competencias creativas entre lenguajes arcanos. Es banderizo de aquellas editoriales que han visto en su labor un ejemplo de autodestrucción, así como también de Noviembre Nocturno, portal tentacular de asidua colaboración. También es ex miembro de la última junta directiva de Nocte, Asociación Española de Escritores de Terror.
1. ¿Quién es Álvaro Aparicio y qué le hizo empezar a escribir?
Álvaro Aparicio es un tío de 33 años que se vino a España desde Uruguay, a la aventura, con 20, y desde aquel entonces ha estado luchando con su acento para no destacar demasiado. Mi familia tiene sus peculiaridades, como todas, pero, si bien no soy muy dado a ventilar mis tesoros y miserias personales, el haber tenido un padre metido hasta las trancas en el mundillo de las sectas, despertó desde muy temprano un caudal desbordante de imaginación. Era como vivir en un capítulo de Cuarto Milenio que no se acaba nunca.
Ahora estoy en las antípodas de aquello; fui padre, y desde el primer momento supe qué clase de historias quería fuera de mi vida. Por lo demás, soy informático de sistemas y la escritura es mi válvula catalizadora. Aunque mi pan no depende de ella, mi espíritu —y mi mente— sí. Eso hace que, de algún modo, la escritura sea lo más valioso que tengo justo detrás de mi familia.
2. Tu relato publicado en Windumanoth, Lirio de reactor, trata sobre una niña que vive en una mansión derruida con su padre. ¿Cómo se te ocurrió la idea? ¿Qué buscabas transmitir?
Venía de escribir un par de novelas fracasadas. Durante una época tenía el problema de muchos escritores que están empezando: planificas poco o planificas en exceso. Si planificas poco, vas a la virulé y al final te sale un churro. Si planificas demasiado, el camino se vuelve tedioso por previsible. Y la literatura, como todo arte, necesita el impacto emocional de una curiosidad satisfecha.
Estos dos fracasos, como digo, me hicieron volver al relato, un poco para reencontrarme con el final de una historia. Estuve durante año y medio escribiendo sólo cuentos. Lirio de Reactor fue una de muchas, pero, a diferencia de la gran mayoría, quería huir de la oscuridad fácil, de la tenebrosidad tan lovecraftiana que, por homenaje ya visto, resulta cansina.
Al final quedó lo que quedó: una historia planificada a medias, con mucha improvisación, donde las lagunas fueron rellenadas en parte por el amor a mi hija, que por aquel entonces tenía dos añitos, y por mi propia infancia, que recuerdo con una bruma de misterio que nunca deja de fascinarme. Sería una salida guay afirmar que yo soy el robot y mi hija es la niña. Pero, indudablemente: yo soy padre y cachorro al mismo tiempo. Mi hija es la inocencia que he olvidado.
3. ¿Esta ha sido la primera incursión de Álvaro Aparicio en la literatura de género? ¿Es una excepción en tu carrera o tienes planes de seguir escribiendo fantasía, ci-fi o terror?
Me considero más próximo a la fantasía que a cualquier otro género, pero no me cierro a la ciencia ficción. Black Mirror es mi referente de dureza tecnológica bien medida. De hecho, tengo una novela breve (o más bien relato muy largo) sin publicar, titulado Error_inesperado.sys que conjetura con las consecuencias de la geolocalización en personas en un futuro bastante próximo.
Hace un tiempo me consideraba un autor más próximo a la fusión de géneros en un vano intento por no encasillarme. Ahora simplemente me dejo llevar por la idea, y está claro que mi mente y mis manos tienen preferencias por las hipótesis comprometedoras. Si en un futuro me seguís leyendo, nos encontraremos por esos caminos.
4. ¿Qué otras obras de Álvaro Aparicio podemos encontrar en el mercado? ¿Y en proyecto?
Señora de los caídos es mi última novela. La considero esencial en mi trayectoria, ya que significa mucho de lo que ahora soy como escritor, tanto por estilo como por confianza en mi obra. Que puede resultar una chorrada; pero saber hacia dónde se quiere ir, es fundamental para entender lo que puedo seguir explorando.
¿De qué va? Esto es lo que respondía a los curiosos en las firmas de libros: Dark Souls, Silent Hill, la Divina Comedia de Dante y El Paraíso Perdido de Milton. Me da igual cómo lo enfoques: Señora de los caídos, de alguna manera, intenta ser todo eso. Un viaje por unos infiernos arrasados donde tiene lugar la mayor paradoja posible: salvaguardar la prisión de los espíritus más retorcidos y perturbados de la Creación de un poder imparable: la Luz. Como mínimo, la catábasis está garantizada. Todavía recuerdo cuando hablaba con los editores de Pulpture y les preguntaba si había sido demasiado salvaje en algunos pasajes…
De última publicación tengo también He visto luciérnagas. Y relámpagos, un relato publicado en la línea pulguita de Pulpture. Pequeño, barato y bonito. Una forma amena de acercarse a mi obra, donde abordo temas tan personales como mi infancia en una secta desde una perspectiva what if muy seria. Este relato, de algún modo que no revelaré, está conectado con los eventos de Señora de los caídos.
Finalmente, tendréis en breve Atlas Negro, del que tenéis mucha información en la web de Noviembre Nocturno actualmente.
5. A parte de escribir también te dedicas a la coordinación de antologías. ¿Querrías hablarnos de ello?
En dos, para ser más precisos. La primera, bajo el sello de Carlinga Ediciones, fue un intento por aglutinar autores de NOCTE, en cuya última junta estuve en consideración de webmaster. La idea era abordar la fantasía oscura con reminiscencias españolas. El proyecto se atascó hasta que Eleazar Herrera llegó para inyectarle entusiasmo. Así nació, Grimorio 13. Participo, por supuesto, como autor colaborador. En la fecha que completo esta entrevista, Carlinga aún anuncia por los canales internos y públicos nuevas presentaciones a lo largo y ancho de España.
Pero mi proyecto principal a nivel de antología es un proyecto transmedia impulsado por Pulpture, y Noviembre Nocturno. La idea, reunir autores NOCTE, caras bien conocidas dentro de la escena del terror y encauzar todos los relatos hacia una historia común. Si además tenemos en cuenta que, una vez publicada la antología, Noviembre Nocturno radioficcionará cada uno de los relatos , tenemos asegurada la difusión del proyecto. Por último, aunque no menos importante, la antología es continuación directa de mi última novela: Señora de los caídos, donde el infierno se va literalmente al garete. En la antología se narran los “frutos” de esa hecatombe.
Os garantizo que la antología hará mucho ruido cuando llegue a su final, ¡para lo que no falta mucho!
6. ¿Nos recomiendas un libro de género?
Aunque he leída mucha fantasía, ciencia ficción y, en menor cantidad, terror, la intensidad que me produjo leerle El Principito a mi hija fue sólo igualable con los devaneos laberínticos de Dostoievsky en Crimen y Castigo. Soy lector por aprendizaje; me acerco a los monumentos, vivos y muertos, con el único fin de aprender. De hecho, muchas novelas se quedan a medias, porque considero suficiente lo absorbido.
Pero El Principito fue una petada de mente tan descomunal, porque es tanto lo que se lee entre líneas… Y tan real y triste según abandonas la juventud, que es la única recomendación que me viene a la cabeza. Muy por delante de cualquier exponente moderno. Sin negar, por supuesto, que tampoco soy conocedor absoluto del panorama actual.