¿Quién es Óscar Muñoz y qué le hizo empezar a escribir?
Nadie especial, solo un escritor que no se preocupa demasiado por la historia, sino por cómo contarla. Empecé a escribir de adolescente, de forma muy puntual. Lo retomé años más tarde a raíz de una crisis personal; nada muy drástico, aunque lo suficiente para hacerme tambalear. El escribir con más dedicación e interés surgió en esa época con naturalidad.
Tu relato publicado en Windumanoth, «El corazón que tiembla», trata sobre un trío de amigos y la particular dinámica que se establece con la llegada de la pareja de uno de ellos. ¿Cómo se te ocurrió la idea? ¿Qué buscabas transmitir?
La idea nació buscando llevar a un extremo la metáfora del corazón roto; luego el argumento se transformó hasta mostrar la historia de un amor (casi) olvidado. Intento transmitir emociones a través de los personajes y, en este sentido, la idea de que alguien cínico y que no se toma nada demasiado en serio pueda llegar a conmoverse ha estado siempre presente.
¿Esta ha sido tu primera incursión en la literatura de género? ¿Es una excepción en tu carrera o tienes planes de seguir escribiendo fantasía, ci-fi o terror?
Mas bien es norma; siempre cojeo para el mismo lado. Yo entiendo el género fantástico como el género de lo extraño y, en casi todo lo que escribo, se encuentra esa perturbación del mundo ordinario.
¿Qué otras obras de Óscar Muñoz podemos encontrar en el mercado? ¿Y en proyecto?
Tengo publicados relatos en revistas y publicaciones del género, y de forma bastante asidua en Calabazas en el trastero, una de las revistas más veteranas, con la que colaboro puntualmente. Tengo en proyecto estrenarme de una vez en solitario, ya sea con un libro de relatos, para mí el formato más complicado y satisfactorio, ya sea con una novela.
Has participado en diferentes antologías. ¿Querrías hablarnos de esta experiencia?
Es positiva, claro. Porque curte y te obliga a seguir trabajando. Porque te permite darte a conocer, aunque sea mínimamente. Y porque, en mi experiencia, te pone en contacto con personas de las que aprender. En todas las antologías en que he participado he encontrado relatos excelentes de autores (semi)desconocidos para el público.
¿Nos recomiendas un libro de género?
Os recomiendo un par, si me lo permitís. La estación de la calle Perdido, de China Miéville, me hizo recuperar el sentido de la maravilla de mis años de lectura adolescente. Y Challenger, de Guillem López, una barbaridad de novela de la que nunca se podrá hablar lo suficiente, y prueba del excelente momento que atraviesa el género en nuestro país.