El pasado miércoles 24 de enero nos dejaba Jack Ketchum y lo hacía en silencio, como esa persona que se encuentra incómoda en una fiesta y se retira sin que nadie se entere. Murió mientras aún se entonaban los trenos por Ursula K. Le Guin, y su muerte fue como toda su vida, eclipsada por el brillo de otros autores.
Para los que no sepan quién era este hombre, Jack Ketchum nació en Livingstone, Dallas, en 1946. Decir que Ketchum presionó los límites de la literatura de terror más allá de los convencionalismos, es como decir que Picasso nunca vio un cubo del que no se enamorase. Sus novelas eran mucho más que simple terror, en realidad, eran una carrera de fondo; retratos realistas de las partes más sangrientas y retorcidas de la mente humana. En muchos casos, eran un simple canto al infierno humano, a la carne herida y abierta.
Por ejemplo, Off Season contiene algunas escenas de canibalismo que harían vomitar al mismísimo Wes Craven —quién se habrá alegrado bastante de recibir a Jack en los salones del Más Allá—. The Girl Next Door nos lanza a la cara una historia real, que el mismo autor desentierra de los archivos de las atrocidades americanas y que nos pinta con sangre y sexualidad prematura. En The Lost, nos muestra el nacimiento de un retorcido asesino y cómo sus acciones destruyen la pequeña comunidad en la que vive.
Los elementos de un género fácil de reconocer, Splatterpunk
Jack Ketchum es el príncipe del Splatterpunk, ese sub-género del terror que se construye a base de vísceras y litros de sangre. Y aunque en todas sus obras estos elementos son muy fáciles de reconocer —como esa familia de caníbales muy al estilo de Las Colinas Tienen Ojos—, lo que hace a Ketcum diferente es su estilo.
Por si nunca has oído semejante palabro, en pocas palabras te diré que el Splatterpunk es el sub-género generalmente mal conocido como gore. Nació en los años 80 y sus características eran la extrema violencia, los litros de sangre y una hipersensibilidad al terror, que impedía a los autores tener límites. Fue, como el punk en su momento, un intento de revolución contra los estándares del terror tradicional. Mientras que autores como Robert Bloch detestaban el movimiento afirmando que había una diferencia entre el terror y la náusea, otros críticos, aseguraban que era necesario, y que era un reflejo del caos y la falta de moral de los tiempos.
Si algo supo hacer Ketchum fue reflejar el tiempo en el que vivía. The Girl Next Door es justo eso. Ketchum toma un truculento suceso real, la historia del secuestro, tortura y violación continuada de una niña de 13 años y lo convierte en una novela que no se esconde, que no titubea y que describe algunos de los pasajes más terribles que se pueden leer en el terror. Sin monstruos y sin sucesos paranormales, sin siquiera un terrible asesino… Solo gente normal y corriente, haciendo cosas horribles.
Más allá de su tiempo
Pero Jack Ketchum tenía mucho músculo, incluso para los editores sedientos de sangre. Durante la explosión del Splatterpunk, allá por los 80, escribió Ladies Night, una novela que fue rechazada por todos los editores, por ser demasiado gore. La novela, que cuenta cómo las mujeres de Nueva York se convierten en ghouls hambrientos de sexo, fue demasiado extrema para su época. Uno de sus editores le envió una nota junto al rechazo en la que le decía: «no he podido terminar de leer. Lo dejé en la escena de la hamburguesería, cuando lanza al hombre sobre la parrilla».
Jack Ketchum, escritor de terror
Pero, a pesar de sentirse cómodo en esa frontera entre el terror y la náusea, a Ketchum no se le caían los anillos y con She Wakes, calentó, flexionó sus músculos creativos y se lanzó a conquistar el terror más tradicional, introduciendo elementos sobrenaturales —algo que no solía hacer— en su narración. En su obra Offspring regresó a su estilo personal para no volver a abandonarlo.
Por si te queda alguna duda de cómo era la prosa de Ketchum, Stephen King, que era un buen amigo suyo, lo llamaba «el tipo más aterrador de América». Era un escritor de los de antes, de esos que te encontrabas siempre con un vaso de whisky en la mano, escribiendo sin parar. Haciendo lo que le gustaba, sin comprometer jamás sus historias, por muchas críticas que recibiera.
Su obra en el cine y la televisión
La obra de Ketchum ha sido adaptada al cine muchas veces y quizá, haya superado a su trabajo en papel. The Woman es uno de los grandes títulos del cine de terror de los últimos años, si te gusta The Walking Dead seguro que reconocerás a Pollyanna McIntosh, la protagonista de la cinta. Sin embargo, el nombre del autor rara vez aparece ligado a la película.
Aunque no es una adaptación per se de ninguna de sus novelas, el guión fue escrito por el mismo Ketchum, pues el director Lucky McKee trabajaba en una adaptación libre del universo que el escritor creó en sus novelas Off Season y Offspring. El resultado es una película cruda —terriblemente dura— en la que nos obliga a cuestionarnos quién la bestia y dónde están los límites del horror y la civilización.
En Bone Tomahawk se adaptó Al Otro Lado del Río, un western ultra violento, muy de su estilo.
Sin embargo, si hay un título que representa a Jack Ketchum ese es The Girl Next Door, la terrible historia del asesinato de la pequeña Sylvia Likens, novelada por Ketchum y llevada a la televisión. La película fue tan dura como la novela y debido a la gran cantidad de escenas sexuales infantiles, la película no se estrenó en cines y, aún hoy en día, es muy difícil poder encontrarla en DVD o Blue-Ray.
Adiós, Jack
Jack Ketchum tenía un sello muy personal. Toda su obra tiene una marca que es fácilmente reconocible y muy apreciada por los amantes del terror. Sin embargo, el mundo siempre prefirió censurarlo, en lugar de pararse a entender qué era lo que nos quería contar. Era su compromiso con la historia, su voluntad de no esquivar ni una sola mancha de sangre, lo que hacía que el lector se entregase a él con tanta facilidad.
Al contrario de lo que nos han querido vender, Jack Ketchum no era ningún sádico. Era en realidad, un curioso. El interrogador de las atrocidades, un tipo corriente que se pregunta si era posible que las cosas pudieran ir a peor… Y siempre conseguía que lo fueran.
Jack Ketchum murió la semana pasada, debido a complicaciones de un cáncer que arrastraba. Por suerte, y a pesar de los chillidos de los censores, nos ha dejado muchas páginas amarillentas llenas de sangre, vísceras y escenas psicóticas. Un mensaje para que las futuras generaciones exploren los límites más siniestros y oscuros de la mente y el corazón humano.
La primera frase de The Girl Next Door nos dice: «You think you know about pain?» —¿crees que conoces el dolor?—. Ahora que Jack Ketchum se ha ido, esa frase resonará en nosotros para siempre, haciendo que nos preguntemos, quién de nosotros recogerá su testigo y seguirá explorando los más sangrientos recovecos del alma humana.
2 comments
Si señor, gracias por este recuerdo y homenaje al mismo tiempo, para mi, Ketchum es un genio, consigue que no apartes la vista de sus páginas, por muy mal que lo estés pasando leyendo, es absorbente, cinematográfico. Un maestro que se nos ha ido… ahora a esperar a ver si algún editor se digna en traducir alguna obra suya, porque solo tres me parece una broma.
Hola, Luis
Muchas gracias a ti, era un homenaje que se merecía. Supongo que la sombra de Le Guin ha sido muy alargada. Ketchum, como decía King, lograba hacerte mirar incluso cuando la sangre te salpicaba en la cara. Ese era seguramente su superpoder :p