Después de la charla con Emilio Bueso, hoy tenemos la suerte de entrevistar a la gran revelación de la literatura fantástica y de terror de este año 2021: Mari Carmen Copete (Terrassa, 1984), que comenzó su incursión literaria en 2018 con la autopublicación de su primera novela Enûma Elish, y que ahora continúa con su segunda obra, La ciudad mimética. Entre monstruosidades cósmicas, asesinos salvajes y espectáculos de sangre y vísceras, se abre paso en esta historia Eduardo Castañeda, padre de hijo asesinado y marido de mujer desaparecida, para resolver los crímenes de desmesurada violencia que sacuden una Valencia cegada por el polvo y sumida en el terror.
Si os quedáis con ganas de saber qué descubre este inspector tan aparentemente desgraciado, sabed que podéis encontrar La ciudad mimética en la tienda de Obscura Editorial o en cualquier librería de barrio. Y si sois más de dioses antiguos y aventuras clásicas, atreveos con Enûma Elish, disponible en Amazon en su versión física y digital.
Mari Carmen Copete tiene, además, otras dos novelas que aún no han visto la luz, y puede que incluso algún nuevo proyecto entre manos… Vamos al lío.
La ciudad mimética no es apta para estómagos sensibles. Excesiva, macabra, cruenta, oscura. La típica novela que no leería mi madre. ¿Escuchas a menudo algo como: «¡Pero qué cosas escribes, Mari!»? ¿No te dicen que escribas cosas más bonitas?
Sí, debo confesar que algunas personas de mi entorno se sorprendieron de la crueldad y el modo de describir ciertas escenas que aparecen en la novela. Y eso es porque quien me conoce personalmente sabe que, en realidad, soy una persona muy callada y tímida. Muy modosita hasta que cojo confianza. E incluso eso puede costarme años. Pero supongo que todos tenemos un poso de oscuridad en nuestro interior [Risas].
Sí, sin la luz no existiría la oscuridad, ¿no? Me atrevo a afirmar que no te has cortado en ningún momento a la hora de describir las escenas del crimen. ¿Es así? ¿Te planteaste la autocensura en algún momento?
No, en ningún momento. Precisamente porque asumo que si el lector sabe lo que va a encontrar en la historia y le gusta, puede con ello. En alguna ocasión me han preguntado acerca del público al que va dirigida la novela y siempre digo lo mismo: no es para todos los estómagos, pero si te atreves, ¡disfrútalo!
La ciudad mimética es un lugar vivo al que le gustaría ir a su aire, pero sus habitantes no le dejan.
Ahora que ha quedado claro que tienes un estómago bien duro… ¿Qué opinas de las palabras de esos tres que fueron una? Los que están en boca de todos por ganar un premio gordo y dicen que sus novelas impactan más si los lectores creen que las ha escrito una mujer. ¿Qué les diría Mari Carmen Copete? ¿Que se dieran un paseo por su ciudad mimética?
Es todo un tema este asunto. Desde luego que son libres para emplear el pseudónimo que les dé la gana, pero pienso en si eso es justo para todas las mujeres que intentamos hacernos un hueco en un mercado ya de por sí complicado ¿Les hacía falta inventar una vida falsa de mujer? ¿Unas entrevistas donde se hacían pasar por una mujer? Pues, no lo sé, pero no es algo que yo haría.
Es un tema con muchas aristas, desde luego. Vamos ahora con el asunto del género. En todas las reseñas se habla de fantasía, novela negra, terror… ¿Cómo surgió la idea? ¿Qué es lo que más te inspira? ¿El new weird, la «neo ficción extraña» [corriente literaria derivada de la ficción extraña de autores como Lovecraft, Poe y Ashton Smith]? ¿Qué es para ti «la ciudad»?
La idea se forjó prácticamente sola. En realidad, lo único que ha perdurado del germen inicial fue la atracción «Contempla una muerte». Ni siquiera el personaje principal se llamaba Eduardo, tampoco era policía. Eran dos chavales que iban a una feria a ver muertes para pasárselo bien. Eso fue hace algunos años. Debido a vivencias personales, la historia cambió. Los chavales desaparecieron y nacieron Eduardo y su hijo, acompañados de sus fantasmas. La ciudad mimética es un lugar vivo al que le gustaría ir a su aire, pero sus habitantes no le dejan. Para mí es un poco como lo que sucede en la Tierra. Hay destrucción y maldad, y en general importa poco el daño que le infringimos a nuestra casa. Hasta que es demasiado tarde. Me inspiran las cosas que me hagan sentir algo, pero claro que siento debilidad por la ficción extraña, pues me permite crear historias y personajes que parecerían imposibles en otro contexto. También me flipa el body horror, y es algo que quiero explorar en un futuro.
[…] una reminiscencia de aquello que estuvo vivo queda anclada a los lugares donde hubo sufrimiento.
Independientemente del género, tanto La ciudad mimética como Enûma Elish, tu primera novela, parten de España. ¿Por qué creemos tantas veces que lo de fuera es mejor? ¿Es esta tierra más mágica de lo que pensamos, ideal para ambientar nuevas historias?
Quizá sea porque aquello que viene de fuera nos parece exótico. No lo conocemos y tendemos a forjarnos una impresión comparándola con lo que sí conocemos, que es nuestro entorno. ¿Y cuántas veces nos hastía vivir en él? Escuchamos o leemos lo prósperos que son otros países, lo modernizados que están y luego nos paseamos por nuestro barrio y hay suciedad en las calles, y gente gritándose desde el balcón o desde las aceras contrarias. Pero, en plan bien. ¿No es eso maravilloso? Es nuestro pueblo. Si nos detenemos a observarlo, nos daremos cuenta de las bondades que tiene. ¿Queremos terror rural? No hay más que irse a cualquier pueblo pequeño y escuchar a sus habitantes para que la imaginación vuele. ¿Queremos parajes espectaculares? Los tenemos. Tenemos la Selva de Irati, tenemos el desierto de Tabernas, tenemos una España vaciada ideal para ambientar cualquier trama. Tenemos, especialmente en el norte, una mitología y unas leyendas de aúpa. Lo tenemos todo. No hay que irse fuera.
¿Y qué es lo que más te atrae de todos esos lugares perdidos y abandonados? ¿Qué es eso que sentimos a veces cuando los visitamos? ¿Son los ecos del pasado, fuerzas que no comprendemos o pura sugestión?
Una de las cosas que más me atrae es la estética. Muchos de esos lugares son decrépitos y tenebrosos per se, precisamente porque el tiempo nunca pasa en balde, aunque sean sitios inofensivos. Esa estética ya es suficiente para que uno se imagine cualquier cosa. Y si a eso le añadimos la historia… nos sale algo como, por poner ejemplos conocidos, Prípiat o la isla de Hashima. Auténticos lugares fantasma, con sus propios espectros dentro. A veces, puede haber sugestión, pues también es una fuerza muy poderosa, pero yo creo que una reminiscencia de aquello que estuvo vivo queda anclada a los lugares donde hubo sufrimiento.
¿Y cómo es Mari Carmen Copete? ¿Más de documentarse desde casa o de coger la mochila y lanzarse a la aventura? [Risas].
Soy de documentarme muuucho… desde casa. Muchísimo. No me lanzo a la aventura porque, por circunstancias de la vida, en muchas ocasiones es algo inviable. Me gusta visitar los lugares donde ambiento mis obras. No lo tuve difícil con La ciudad mimética. Pero he escrito cosas después donde no he podido, por ser puntos muy alejados de mi lugar de residencia. Suerte de Internet y Google Maps [Sonríe].
Volvamos a La ciudad mimética, que esta no sale en Google Maps. Uno de los temas más presentes en la novela es la muerte, ¿verdad? ¿Por qué? ¿Qué es la muerte para Mari Carmen Copete? Platón defendía la inmortalidad del alma con el argumento de los contrarios. Si para entrar durmiendo en el sueño debemos haber entrado antes despertándonos en la vigilia, y así sucesivamente, ¿no tendría que existir el proceso de revivir junto al de morir?
Tal vez. Espero no descubrirlo todavía [Risas]. Pero sí creo que hay algo más, que la muerte no es el final sino el comienzo de otra cosa. Biológicamente hablando, una cosa muerta, cuando se devuelve a la tierra, va a engendrar vida más adelante. Y una vida fuerte. Es posible que suceda lo mismo a otro nivel, a un nivel metafísico, porque está claro que no somos solo el cuerpo que nos contiene. En La ciudad mimética está muy presente, es cierto. En este caso, es la muerte violenta y se trata de una las cosas más terribles que puede sucederle a una persona, porque ni siquiera te mueres porque haya llegado tu hora, te matan. Porque a alguien le ha dado la gana que sea así. Es espantoso.
Precisamente otro de los temas que parece estar muy presente en tu novela es el mal. ¿Había intención de abordarlo desde el principio? Para una amante del true crime [género de no ficción que estudia y analiza crímenes reales] como tú… ¿Qué es el mal? ¿Cómo es posible que haya seres humanos que cometan esas atrocidades por puro placer? En La ciudad mimética hay asesinos salvajes, sádicos y despiadados como en pocas novelas.
Sí, hubo una intención desde el principio. Creo que el mal es complicado de definir, pues puede abarcar un espectro muy amplio dependiendo de cómo se lo mire o de las creencias que uno tenga. En ocasiones, lo que es malo para uno es bueno para otro y viceversa. Sin embargo, hay algo que es innegable y es la capacidad del ser humano para hacer daño por puro placer. Para mí, ese es el mal más absoluto. El que mata y tortura y causa sufrimientos muchas veces imposibles de imaginar solo para satisfacerse a sí mismo.
¿Tiene más el true crime de ficción… o de terror? A mí esos documentales y libros me ponen los pelos de punta.
[Risas] No es para menos. Es muy terrorífico, porque es algo que sucedió de verdad. El true crime siempre va a tener un poderoso componente de terror por lo que he dicho antes: son hechos reales. Trasciende cualquier ficción que podamos imaginar. Aunque en ocasiones se trate de crímenes sin mucha opulencia, siempre tenemos presente que la víctima sufrió y murió de verdad. Es terrible. Son documentales horribles, a veces incluso contienen fotografías explícitas, que ahora están en auge.
Un cadáver es un libro abierto, algo sagrado. Un cuerpo sin voz que puede contarte todo lo que le pasó en el momento de su muerte (y muchas veces incluso quién lo hizo, si se diera el caso de homicidio o asesinato). Un cadáver surgido de una muerte violenta necesita que descubran sus secretos para cobrarse su justicia.
Y ese auge es uno de los temas que trata La ciudad mimética. Además, de una forma muy interesante. Al hilo del true crime… ¿Leeremos algún día una novela de Mari Carmen Copete basada en un crimen real? En la línea de From Hell de Alan Moore o A sangre fría de Truman Capote.
Por ahora, no. Pero, nunca se sabe. Quién me hubiera dicho hace algunos años que estaría realizando esta entrevista… [Sonríe].
Pues a ver, a ver [Risas]. La ciudad mimética tiene también un cierto componente onírico. ¿Qué es para ti el mundo de los sueños? ¿Hay miedos y verdades ocultas? ¿Es lo más profundo del inconsciente?
Los sueños son, para nosotros, más importantes de lo que parece. No solo nos echamos a dormir durante la noche y ya está, algo sucede. Nuestro cerebro trabaja. Recientemente, leí un artículo en donde se afirmaba que las pesadillas pueden sanarnos a través del miedo que sentimos mientras estamos soñando. Nuestro cerebro nos prepara a través de ese miedo para que en nuestra vida consciente no nos sintamos tan mal ante situaciones estresantes. Es alucinante. A veces los sueños transmiten mensajes, como le sucedió a un profesor que tuve en el colegio, quien se pasó días buscando la solución a un problema matemático para terminar encontrándola en mitad de un sueño. Uno no puede evitar pensar en si esa solución estuvo siempre en su subconsciente o llegó de otros lugares a través del cauce onírico.
¡Sí, sí! He leído incluso algún artículo sobre la inducción al sueño lúcido como terapia para ciertos traumas. Siguiendo por estos derroteros… Uno de los principios herméticos dice que nada está inmóvil, que todo se mueve, que todo vibra, y que todos nuestros pensamientos y emociones son estados vibratorios de frecuencias intermedias. El origen de la literatura es ritual, religioso, luminoso, oral. El arte busca provocar cambios en nuestros sentimientos. ¿Hay magia en la escritura y en la lectura?
Desde luego, la hay. En la lectura, es evidente, porque… ¿cuántas veces nos hemos emocionado o llorado con un libro? Yo muchas [Risas]. Pero, en la escritura, y según mi experiencia, esas sensaciones son por completo diferentes. Aunque muy intensas, también. Algunas de las mejores escenas que he escrito últimamente han sucedido con «magia» de por medio. Me refiero a esa sensación de teclear y dejarte llevar, en mi caso, mecido por la música. Puede sonar un poco fantasioso, pero en esas ocasiones puntuales sentía haber trascendido y alcanzado algo y que eso fluía a través de mí. Y eso es magia [Sonríe].
¡Sí, lo he experimentado! Creo que la ciencia lo ha estudiado. Lo llaman «el fluir» o «estado de flow». Que lo busquen los más curiosos, nosotros vamos a cambiar de tema: nos han chivado que te gusta mucho la ciencia forense, y considero que eso es algo que notará cualquiera que lea tu novela. ¿De dónde surge esta curiosidad? ¿Qué puedes contarnos a todos los que ponemos caras raras cuando escuchamos hablar de examinar cadáveres?
Surge de mi afición por el true crime y de la curiosidad por conocer qué le pasa a un cuerpo a nivel físico cuando se muere. Es una ciencia apasionante. A los que tuercen el gesto, les diría que examinar un cadáver no es solo abrir un cuerpo muerto y ver qué tiene dentro. Un cadáver es un libro abierto, algo sagrado. Un cuerpo sin voz que puede contarte todo lo que le pasó en el momento de su muerte (y muchas veces incluso quién lo hizo, si se diera el caso de homicidio o asesinato). Un cadáver surgido de una muerte violenta necesita que descubran sus secretos para cobrarse su justicia. Nadie lo hará si no lo hace un médico forense. Solo puedo sentir respeto y admiración por esos profesionales. Por último, me gustaría recomendar un libro a todos aquellos que sientan curiosidad y quieran una aproximación al mundo de la ciencia forense: Lo que cuentan los muertos, del Doctor Luis Frontela.
¡Qué interesante! Apuntado queda… Vamos a dar otro giro: también nos han contado que te gusta el metal. ¿Sería el metal un buen género para poner música a La ciudad mimética?
¡Sí! Desde luego que sí. En ciertas escenas de la ciudad, le pondría, por ejemplo, una buena pieza de Dimmu Borgir, con sus coros y sus orquestas [Risas]. Pero, como curiosidad, nunca escuché ese tipo de música cuando estaba en pleno proceso creativo. Podría decir que la banda sonora de la novela la componen los temas de la BSO de Gomorra y el disco Illusions de Thomas Bergersen.
Antes decíamos que la literatura provoca cambios emocionales en el lector y que el principio hermético de la vibración hace una lectura mística del arte. ¿No sucede eso mismo con la música? ¿Qué tiene de especial el metal? ¿Cuál es su relación con el ocultismo?
Sí, totalmente. Dicen que la música es el lenguaje universal, y no puedo estar más de acuerdo. Y qué bonito eso, ¿no? A mí, cierto tipo de música me hace sentir muchísimo, tanto que quizá algunas escenas visuales que me han emocionado en películas no lo habrían hecho sin la banda sonora. Del metal como género derivan otros subgéneros, y no todos tienen o han tenido esa relación con el ocultismo que mencionas. Puede que el ejemplo más claro de esto lo ostente un grupo llamado Dissection, cuyo fundador reconoció formar parte de la Orden Luciferiana Misántropa (un culto esotérico muy bestial). Y es un asunto truculento, además, pues la historia de este personaje incluye hasta un asesinato. Pero ese y otros son ejemplos aislados y extremos que quizá hayan dado un poco de mala fama al género. Por eso voy a recomendar un grupito muy chulo y simpático a los que tengan curiosidad: Avantasia [Sonríe].
¡Pues todos lo que quieran investigar ya saben! ¿Y cuál es la relación del inspector Eduardo Castañeda con lo oculto? No parece muy dado al esoterismo.
No lo es, pero sin desearlo se ve envuelto en toda una trama sobrenatural con la que tendrá que lidiar. Claro que la rechaza al principio, y es algo natural, pero cuando una cosa es muy evidente, ¿quién puede creer lo contrario? Las creencias flaquean y se quiebran para reconstruirse de nuevo.
Para los que no sepan mucho sobre ocultismo, esoterismo, alquimia… ¿Es una metafísica maltratada hoy día por la espiritualidad barata y los libros de autoayuda?
Creo que, en la actualidad, todas esas prácticas han quedado bastante atrás en la memoria de la sociedad. Había más respeto cuando el gusto por el espiritismo surgió en la vieja Europa. Ahora, con nuestra avanzada tecnología, cualquier puede falsificar un testimonio, un vídeo, una grabación. Tiempo atrás, las psicofonías estuvieron muy de moda, y todavía recuerdo el revuelo que hubo con las famosas caras de Bélmez. ¿Quién se acuerda de eso ahora? Pero son cosas que continúan sin explicación. Una buena psicofonía, verdadera por completo, es aterradora. Doy fe.
Te creo, te creo. Antes era muy escéptico y ahora, en cambio, muy poquito. A veces contemplamos o somos partícipes de sucesos inexplicables. Algunos los llaman «fallos en la matrix». Últimamente he tenido una buena dosis de déjà vu. ¿Qué le pasa a nuestro cerebro? ¿Ecos de otra vida, de otra realidad… o algo menos místico?
Muchas cosas pueden explicarse a través de la ciencia, como es el caso del déjà vu. Pero a mí me gusta pensar que no todo es ciencia, que algo se aloja en nuestro interior en un plano más allá del físico y nos hace experimentar sucesos… extraños. Creo en otras vidas, y creo que nos marcan, que ciertas reminiscencias no se marchan y podemos sentirlas. Aunque quizá nunca sepamos relacionar un suceso con el otro.
Para mí, la sensación de horror cósmico me la transmite esa fusión de lo fantástico y lo desconocido, esas fuerzas arcanas que están por encima del poder humano y contra las que poco podemos hacer.
¿Ha vivido Mari Carmen Copete algún «fallo en la matrix»? ¿Experiencias paranormales?
He vivido cosas inexplicables. Una de las más emocionantes sucedió hace muchos años, la noche previa a mi cumpleaños. Mi abuela había muerto hacía poco. Ella siempre me felicitaba en mi cumpleaños, y esa noche también lo hizo. El sueño duró una frase, con una voz muy vívida y real. Sé que esto no parece muy paranormal, pero a mí me gusta pensar que sí lo fue, pues nunca más volvió a pasarme. Recientemente, he vivido algo que llaman «efecto Mandela». Estoy de acuerdo en que son fenómenos comprendidos dentro de las pseudociencias, pero, por el motivo que sea, suceden. Y es interesantísimo [Sonríe].
Sí, sí. Conozco a una persona totalmente alejada del espiritismo, lo paranormal, lo oculto… Y que, sin embargo, nos cuenta con total naturalidad algunos sucesos imposibles que ha vivido. ¿Qué hay de la parálisis del sueño?
Lo he vivido. Fue uno de los momentos más terroríficos de mi vida y no quiero volver a experimentarlo jamás. Todo lo que se lee por ahí, las alucinaciones auditivas y visuales… es cierto. Y además es extraordinariamente real. Te lo crees del todo. No sé qué le ocurre al cerebro para fabular cosas que no existen… pero yo puedo certificar que escuché pasos en el pasillo de mi casa y risas de niños. Muy auténticas, todavía las recuerdo. No había niños en mi casa, ni nadie en el pasillo ni en ninguna otra habitación. De modo que…. ¿qué carajo fue eso? Y ya no cuento más porque me extiendo demasiado [Risas].
Espero no experimentarlo nunca [Risas]. También nos han chivado tu debilidad por las casas encantadas. ¿Has hecho alguna vez turismo paranormal o prefieres disfrutar de esas visitas en la televisión?
Nada mejor como disfrutarlo desde casa [Risas]. Me encanta, pero, por otro lado, le tengo miedo y respeto. Creo que hay que saber filtrar las energías antes de embarcarse en una visita a un lugar encantado. Las energías nos penetran y a veces nos dominan, y no quisiera llevarme un regalito invisible a mi casa.
El contacto, el poder conversar unos minutos con los lectores, el saber que van a disfrutar de tu obra porque les ha apetecido probarla… es una inyección de adrenalina tremenda. Son momentos que no se pagan con nada.
En estos puntos es donde, más que escéptico, prefiero mantenerme distante [Risas]. ¿Alguna historia sobre casas naturales favorita? ¿Leeremos algún día una novela de Mari Carmen Copete sobre casas encantadas?
Por ahora, no, pero nunca se sabe. Desde luego, sí que es algo que me gustaría explorar.
Podríamos también encajar La ciudad mimética en el horror cósmico. ¿Qué es para Mari Carmen Copete la sensación de terror cósmico? ¿Necesita un componente fantástico o sólo necesita lo desconocido?
Lo desconocido puede muy bien englobar lo fantástico. Es decir… cuando uno piensa en lo desconocido, especialmente en aquello que mora más allá de nuestras fronteras, se da cuenta de que puede existir cualquier cosa. Jamás lo hemos visto, y eso lo convierte en un espacio muy fértil para la imaginación. Para mí, la sensación de horror cósmico me la transmite esa fusión de lo fantástico y lo desconocido, esas fuerzas arcanas que están por encima del poder humano y contra las que poco podemos hacer.
¿Aterra lo que nos espera ahí fuera, en las estrellas?
A mí, sí [Risas]. Porque ignoro por completo lo que vive allí. Estoy convencida de que hay algo, criaturas extraterrestres que podrían hacernos cualquier cosa. Da miedo.
Que si da miedo… [Suspira]. La publicación de La ciudad mimética fue casi en plena pandemia. ¿Cómo ha sido el encuentro con los lectores en la Feria del Libro de Valencia después de tanto tiempo?
Maravilloso [Sonríe]. Un soplo de aire fresco en estos tiempos en lo que apenas se ha podido hacer nada. La gente que acudió a verme fue tan fantástica que agotaron todos los ejemplares disponibles. No podría haberlo imaginado mejor. El contacto, el poder conversar unos minutos con los lectores, el saber que van a disfrutar de tu obra porque les ha apetecido probarla… es una inyección de adrenalina tremenda. Son momentos que no se pagan con nada.
¡Agotar todos los ejemplares! [Sonríe] ¡Qué gran noticia, enhorabuena! Y, bueno, ¿cómo es el día a día de Mari Carmen Copete? ¿Cumple los tópicos de escritora de novela negra?
No creo que cumpla con ninguno [Risas]. Compagino trabajo y escritura, y después de dedicarle tiempo a mi familia me queda apenas un ratito por las noches para ver alguna serie o película. Vamos, lo más corriente del mundo.
¿Nos pones los dientes largos con tus próximos proyectos? ¿Algo sobre la ambientación? ¿Alguna palabra, alguna pista?
Puedo contar poquito, pues es un proyecto que acabo de empezar, pero al que le veo muy muy buenas perspectivas de futuro. Quiero hacer terror rural. La trama sucede en España, por el norte, en un paraje alucinante que me reservo por ahora. Y hasta ahí puedo contar [Sonríe].
¿Y leeremos pronto la nueva novela de Mari Carmen Copete?
Hay algo cociéndose, pero… [Se sella los labios].
Pues nada, nos dejas con la intriga [Risas]. Vamos a ir acabando ya. ¿Qué libro te llevarías a la ciudad mimética si tuvieras que pasarte una temporada allí? Totalmente protegida, eso sí. Sin riesgos.
Uy…. La pregunta más difícil de todas. ¿De verdad solo uno? Porque a la ciudad se puede llevar una maletita con muchas cosas, ¿eh? [Risas]. Pero… si tuviera que elegir, me quedo con uno de los grandes descubrimientos de este año: Umbría, de Santiago Eximeno. Lo terminé hace algunas semanas y ya quiero leerlo de nuevo. Una maravilla.
Venga, venga. Queremos más recomendaciones de Mari Carmen Copete. Siéntete libre de meter todos los libros que quieras en la maleta.
No se diga más. Aquí va una pequeña lista que cabría a la perfección en una maleta de pequeñas dimensiones [Risas]: El morador, de Daria Pietrzak; El pescador, de John Langan; La casa al final de Needless Street, de Catriona Ward; Basilisco, de Jon Bilbao; Narraciones extraordinarias, de Poe; Obscura, diez relatos, volumen 2; por último, tres maravillas de Palahniuk: Fantasmas, Asfixia y Monstruos invisibles. Y, como la maleta tiene bolsillos, aquí van tres relatillos sueltos: El pueblo blanco, de Arthur Machen; El color surgido del espacio, de Lovecraft; y En las colinas, las ciudades, de Clive Barker.
¡Y La ciudad mimética y Enûma Elish de Mari Carmen Copete, por supuesto! [Risas] No creo que los lectores se quejen con esta tanda de recomendaciones. Muchas gracias por concedernos esta entrevista, Mari Carmen. Enhorabuena por tu éxito y toda la suerte del mundo con tus nuevos proyectos. Esperamos leerte pronto y hablar sobre lo que nos traigas y sobre Enûma Elish, que se nos ha quedado en el tintero.
Muchísimas gracias a vosotros, siempre, por la oportunidad y la profesionalidad. Lo he pasado genial este ratito. Ya sabéis que aquí estoy para hablar de lo que queráis [Sonríe].
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