Robert Kirkman, guionista de grandes y laureadas series de cómics como Los muertos vivientes e Invencible, se puso de nuevo manos a la obra (o al papel, mejor dicho) con Lorenzo de Felici y Annalisa Leoni al tiempo que daba fin a sus dos títulos anteriores. El resultado, notable, regresa ahora a España de las manos (o de la imprenta, mejor dicho) de ECC bajo el título de Oblivion Song. Tres tomos en tapa dura, historia completa.
Oblivion Song nos presenta una Tierra civilizada, reconocible. El apocalipsis no se observa a simple vista. El apocalipsis se respira, se siente, se escucha. Como la canción de Olvido. No hay muertos vivientes, ni radiación, ni escasez de recursos. Igual que en The Leftovers, nada ha cambiado aparentemente, porque el desastre no provocó ningún colapso. Aunque, eso sí, se llevó la ciudad de Filadelfia a otra dimensión y trajo a la Tierra una buena pizca de flora y fauna de esa misma dimensión para que ocupara el vacío que había dejado Filadelfia.
Nathan, nuestro protagonista, es un científico tozudo y valeroso que se teletransporta a este mundo extraterrestre, Olvido, para rescatar a los supervivientes con los que se cruza entre los edificios derruidos y los animales aberrantes y autóctonos. Y aquí entra en juego la creatividad de Lorenzo de Felici, el dibujante, y Annalisa Leoni, la colorista, a quienes Kirkman ha reconocido que dejó la tarea de diseñar la flora y la fauna extraterrestres con indicaciones tan evocadoras como «un gorila gigante extraterrestre».
Oblivion Song, pese a todo, es un cómic centrado en el guion más que en el apartado estético y artístico. Kirkman arremete contra el estilo de vida de la sociedad capitalista, completamente alejado del sentimiento de comunidad y desconectado de la naturaleza, y lo hace a través de escenas cortas que a menudo no superan las dos páginas. Sumado esto a la constante intercalación de la historia de Nathan con algunos personajes secundarios, la trama principal avanza de forma ágil y rápida.
Como acostumbra Kirkman, nada es lo que parece y siempre hay sorpresas en el camino, aunque, vista la última página, la mayoría nos esperan en los dos siguientes volúmenes. Conociendo al autor de Los muertos vivientes e Invencible, no nos cabe ninguna duda.