Título de la obra: Tierra de Meigas. Cuentos de miedo, muerte y otros menesteres.
Autora: Amparo Montejano
Editorial: Numak ediciones
Año de edición: 2023
Extensión: 178 páginas
Encuadernación: Rústica con solapas
PVP: 18€ (papel)
Si aún fuese necesario presentar a Amparo Montejano, diremos que es una figura notable de la literatura de terror contemporánea en lengua castellana. Escritora, ensayista, directora de la revista Círculo de Lovecraft y colaboradora de Windumanoth, Montejano mantiene una actividad editorial constante. Su último trabajo es Tierra de meigas, que la lleva de regreso a la Galicia de su infancia y realiza de su sociedad tradicional un retrato tan acertado como sobrecogedor.
Tierra de meigas: Cuentos de miedo, muerte y otros menesteres es una colección de quince relatos y un poema, de un género que podríamos llamar «terror costumbrista». Un volumen publicado por Numak en una edición muy cuidada y de presentación deliciosa, con unas ilustraciones de Tomás Hijo que complementan a la perfección el texto de Amparo.
TIERRA DE MEIGAS: RADIOGRAFIA DE LA GALICIA RURAL
Antes de continuar, debo introducir una nota personal. Comparto con Amparo Montejano nuestra relación con Galicia, y por tanto mi lectura de su libro de relatos está contaminada por la cercanía con el mundo que ambientan sus dieciséis historias y por el amor que profeso por él. Ahora bien, Tierra de meigas es una lectura universal. Pues, si bien se ambienta en la Galicia rural, su tono narrativo bebe tanto del estilo de autoras y autores gallegos como latinoamericanos. Montejano cita textualmente a Emilia Pardo Bazán, Álvaro Cunqueiro o Amparo Dávila, aunque veremos que en su texto se cuelan otros muchos.
Cuestiones narrativas aparte, lo primero a destacar de Tierra de meigas es su trabajo etnográfico, el grado de acierto con el que Amparo Montejano retrata el mundo rural gallego. Tanto su paisanaje y sus costumbres como los males que lo aquejaron durante siglos. El atraso económico, la violencia, la represión de las autoridades, los abusos del clero, la emigración forzada, las diferencias sociales cuasi feudales o el sometimiento de la mujer. Y, por encima de todo, el hambre secular, ominosa, omnímoda, la fame negra que termina por conducir a la indolencia, la mezquindad, la brutalidad y la miseria tanto física como moral.
Si las fotografías de Ruth Matilda Anderson retrataban a las gentes y lugares de aquella Galicia, los relatos de Amparo capturan sus creencias, sus miedos y sus bajas pasiones. Ambas visiones resultan igual de cautivadoras.
LA ORALIDAD Y EL CUENTO POPULAR
Como decíamos, en Tierra de meigas hay tanta Galicia como Latinoamérica. Los relatos más breves tienen ese aire de bosquejo, de idea inacabada que poseían los cuentos de Emilia Pardo Bazán. En el tono se adivinan la influencia de los grandes cuentistas gallegos: Álvaro Cunqueiro (prácticamente el padre del realismo mágico, que imprimó con fuerza a García Márquez), Rafael Dieste o Ánxel Fole. Hay mucho también del costumbrismo de Wenceslao Fernández Flórez. Y, en lo argumental, reminiscencias más contemporáneas como el Xabier P. Docampo de Cando petan na porta pola noite.
Pero el estilo narrativo elegido por Amparo Montejano nos lleva a los cuentistas latinoamericanos. A Elena Garro, a Amparo Dávila o a Horacio Quiroga, incluso a Juan Rulfo. Es un estilo alambicado, cargado de adjetivación, que se recrea en cultimos y arcaísmos y con frecuencia antepone el adjetivo al sustantivo. Y que trasluce la marcada oralidad de estos autores, sus raíces en el cuento popular. Algo que comparten Galicia y Latinoamérica, y que Montejano sabe trasladar a sus relatos, en los que se cuela también la perversidad de Clemente Palma o Guy de Maupassant.
TIERRA DE MEIGAS: TERROR MACABRO, WEIRD y FOLK HORROR
Amparo Montejano capta la esencia del mundo rural gallego tradicional, de su estrecha relación con el Más Allá y con lo sobrenatural. De una tierra de cristianización tardía pero intensa, donde se practica un catolicismo sincrético con espacio para el animismo y para las prácticas paganas, con los que la autora salpica varios de los relatos.
Es preciso resaltar también que Tierra de meigas es un ejercicio de restitución de la figura de la meiga como mujer sabia, sanadora, partera y conocedora de remedios naturales. En línea con la rehabilitación actual de la bruja tanto en la ficción como en el ensayo.
El resultado es una atmósfera de terror rural, pero alejada de subgéneros como el agroterror o el cachava y boina. Amparo Montejano practica un folk horror que bascula entre el weird, el terror gótico y el body horror. La ambientación lo es todo, porque la conducta de los personajes no se entiende sin su escenario y sus circunstancias. Esto parece obvio, pero Amparo Montejano ha sabido capturar elementos como la omnipresencia del Demonio en la mente de un pueblo entero, sus miedos ancestrales o el papel castrante y contradictorio de la Iglesia. Lo que favorece las historias que contiene Tierra de meigas para que resulten tan vividas como creíbles.
LOS RELATOS DE TIERRA DE MEIGAS
Resulta curioso que los textos de Tierra de meigas sean tan dispares en extensión, lo que no merma su fuerte cohesión ambiental y argumental. Veamos algunos de ellos.
LUISA
Los breves «Es tiempo de caldo», «Vienen cuando se van», «Madre nos quiere» y «A casa no regresan» conforman una serie, que narra el descenso a los infiernos de Luisa, una niña, por la tormentosa relación con su madre. Una parábola de la asfixiante figura materna, del daño que puede causar el amor enfermizo y sobreprotector. Quizás también de la naturaleza matriarcal de la Galicia rural.
«Mirlo blanco»
Una combinación de terror y realismo mágico, de carácter mefistofélico, que fabula sobre la transformación de un amoroso padre de familia en un déspota sádico e indolente por la influencia de un misterioso hombrecillo. La imagen de los mirlos descabezados es acongojante. Gozó de una adaptación a audioficción por el pódcast Noviembre Nocturno.
«La re-unión»
En este cuento de huida hacia adelante confluyen la ignorancia, la superstición, la enfermedad, la pobreza y la mala fortuna en un protagonista que, sin ser malvado, termina inmerso en una espiral de violencia de la que es tan víctima como culpable.
«Memento Mori»
Un relato de perversidad incómoda, con doble trasfondo. Por una parte, los celos y las a veces difíciles relaciones entre hermanas cuando existen favoritismos y diferencias de trato. Por otra, la mentada omnipresencia del Maligno y el carácter dual de la Iglesia. Además refleja la importancia de la muerte en la cultura tradicional gallega y la riqueza de sus ritos funerarios.
En esta narración, Montejano consigue una expresividad truculenta en lo sensorial, en todo lo referido al cuerpo muerto y sus fluidos, conjugando el tremendismo y el body horror.
«Madre, la bruja»
Un relato más intenso que extenso. Se centra en la figura de la meiga, con la inclusión de una de las más populares, María Soliña. Una mujer narra su persecución por parte de la Iglesia, y se resalta la transmisión generacional del conocimiento clandestino.
Romasanta
Montejano dedica dos relatos a la figura de Manuel Blanco Romasanta, el célebre licántropo gallego. «Vigarolupus» transcurre en forma de diálogo entre Romasanta y su abogado, y acude a la fuente documental original, como Romasanta. Memoria incierta del hombre lobo, de Alfredo Conde. La aparición de Caperucita roja como subtexto emparienta el relato con la reinterpretación malévola que Angela Carter hiciera del clásico en su volumen La cámara de sangre.
El más breve «Lobismuller» incide en el posible hermafroditismo de Romasanta y su nacimiento como mujer biológica, que también tratara Emma Pedreira en Besta do seu sangue. El rito que relata resulta pavoroso.
«Pantasma», «Patito feo» y «Esas malas cosas»
Ilustran la deshumanización y la falta de piedad que podía alcanzar la sociedad rural. En particular «Patito feo» provoca escalofríos por mostrar la crueldad infantil llevada a la hipérbole.
«Tamborada»
Tierra de meigas se cierra con un poema que reproduce el ritmo de una tamborada, dando la idea de una procesión profana. Lo forman siete estrofas de cuatro versos que alternan rima consonante y asonante, y que intercalan un verso onomatopéyico rítmico. Se incluye en castellano y en gallego.
UN APUNTE SOBRE EL IDIOMA EN TIERRA DE MEIGAS
Amparo Montejano trufa el texto de frases, expresiones y palabras en gallego. Indicamos que, salvo «Tamborada», el gallego empleado no responde a la forma normativa, sino a formas dialectales propias de un idioma que todavía no era oficial y no estaba normativizado. Para entendernos, el mismo que utilizaron Rosalía de Castro y otros autores en su época. Desconozco la intención expresa de la autora, pero las posibles incorrecciones gramaticales, como los castellanismos, deben entenderse como un intento de reflejar el habla vulgar y coloquial del campesinado gallego de épocas pasadas.
EL PAPEL DE TOMÁS HIJO
Tomás Hijo, profesor, escritor e ilustrador, ya mostró su pericia para retratar seres fantásticos del folclore en El mundo encantado de Castilla y León. Y su trabajo en Tierra de meigas supone un complemento perfecto para los textos de la autora. Son dieciséis ilustraciones (diecisiete con la cubierta) con trazos gruesos y cargados de expresividad. Personalmente quiero ver una inspiración en la obra de artistas gallegos de fuerte carácter popular como Laxeiro e Isaac Díaz Pardo. Incluso, aunque no compartan trazo ni volumen, en la de Luis Seoane o Castelao. En cualquier caso, un valor añadido para los relatos de Montejano y para el volumen de Numak Ediciones.
CONCLUSIÓN
Tierra de meigas es una lectura recomendable para cualquier aficionado al terror, y especialmente para los amantes del weird, el folk horror y las ambientaciones en sociedades rurales y tradicionales. Si bien es preciso advertir de su estilo barroco y deliberadamente clásico a quienes busquen una narración más expeditiva.
Del mismo modo, será una lectura gustosa para quienes disfruten del cuento literario de base oral y popular, tanto español como latinoamericano. Sencillamente, para recrearse en las hipnóticas ilustraciones de Tomás Hijo. Y, por supuesto, para los muchos seguidores de Amparo Montejano.
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