¿Quién es Víctor Sellés y qué le hizo empezar a escribir?
¿Quién soy? Pues un ciudadano más. Empecé a escribir de pequeño, como nos pasa a muchos. En el instituto quería dedicarme a la escritura, pero carecía de la constancia y la experiencia como para terminar nada. Solo empecé a tomármelo en serio a partir de 2014, cuando me propuse enviar los relatos que escribía a concursos y revistas. Me gustaba mucho leer, y la lectura a veces lleva a la escritura. Cuando algo te gusta mucho, quieres participar de ello.
Tu relato publicado en Windumanoth, «Frascos», trata sobre un hombre que tiene guardados dentro de recipientes de cristal en su apartamento a los fantasmas de sus seres queridos. ¿Cómo se te ocurrió la idea? ¿Qué buscabas transmitir?
El relato habla sobre el duelo, la pérdida y cómo gestionarla. Tengo otro relato, llamado Polvo, que publiqué en la revista Supersonic, con un argumento parecido. Trata de jóvenes que fuman cadáveres, polvo de muerto, para poder experimentar las emociones de los fallecidos. Así que supongo que es un tema al que vuelvo de vez en cuando: un fantasma puede acabar atrapado en un frasco y un hueso es capaz de almacenar recuerdos. Supongo que me resulta interesante esa conexión entre lo material y lo espiritual, me parece una idea divertida de explorar.
Esta no ha sido tu primera incursión en la literatura de género. A lo largo de tu carrera has cultivado tanto el terror como la ciencia ficción y la novela negra. ¿Querrías hablarnos un poco sobre tus obras?
Empecé con poesía y relato. Casi todos mis poemas eran malos, sin métrica ni gracia, y espero que ya no se puedan encontrar por ninguna parte, pero publiqué relatos en la revista Ultratumba de cultura gótica y en las antologías de Calabazas en el trastero, de la editorial Saco de Huesos, que fue una escuela de aprendizaje magnífica y una etapa que recuerdo con mucho cariño. También gané algún premio (el Bruma Negra y una selección en el Cosecha Eñe).
Luego llegaron las antologías de Sportula, Quasar, la revista SuperSonic, el proyecto Atlas Negro de Álvaro Aparicio, y colaboraciones dispares, como algunos artículos para una guía de turismo japonés. He hecho también algo de guion. Cuando vivía en Inglaterra me dio por escribir en inglés, y publiqué tres novelas de fantasía con un pseudónimo. En 2020 empezó la etapa de Obscura Editorial, con los que he publicado tres novelas más, ya en español.
¿Qué otras obras tuyas podemos encontrar en el mercado? ¿Y en proyecto?
Ahora mismo están disponibles las tres novelas de Obscura. La primera es Lengua de pájaros, una historia de fantasía oscura ambientada en Galicia, literatura de portales con un toque de folk horror y elementos mitológicos. La segunda es Duramadre, un thriller sobrenatural con un asesino en serie. Mi novela más reciente es Fantasmas de verde jade, la primera entrega de una trilogía juvenil que sigue las peripecias de un grupo de huérfanos con poderes sobrenaturales que trabajan en una funeraria victoriana y que, de hecho, tuvo su germen en el relato de Frascos que podéis leer en Windumanoth. El año que viene aparece la segunda parte, y muy pronto llegará la tercera. También llevo mucho tiempo trabajando en una novela ambientada en España a mediados del siglo pasado, en el contexto de la Guerra Fría.
Además de escritor eres licenciado en Historia y ejerces como traductor literario. ¿Qué peso tiene esta formación en las obras que escribes?
Es una pregunta difícil de responder. La religión y la mitología siempre juegan un papel importante en mis historias. Además, en un sentido más general, estudiar Historia te enseña a mirar el mundo con ojo crítico. Te permite ver las cosas con una cierta equidistancia y a comprender que los procesos son casi siempre multicausales, algo que es útil para armar la trama de una novela y expresar diferentes puntos de vista. También te enseña a documentarte con rigor, importante para transmitir verosimilitud, aunque no escribas novelas históricas. La traducción es interesante, porque tiene mucho de reescritura y revisión, y también te obliga a tomar decisiones estéticas sobre el texto y a pensar en el lector que va a recibirlo. Así que, en muchos sentidos, la traducción te ayuda a ser más versátil como escritor.
¿Nos recomiendas un libro de género?
Me cuesta recomendar libros sin conocer al destinatario, así que simplemente mencionaré algunos de mis autores favoritos. Siento especial debilidad por el lenguaje y la forma en la que están contadas las historias, y por eso soy un gran seguidor de escritores como Ray Bradbury o Caitlin R. Kiernan. Mis autores españoles favoritos de literatura especulativa son Jesús Cañadas y Emilio Bueso. Fuera de esos géneros, también podría destacar a Marcelo Luján, Esther García Llovet y la primera etapa de Ray Loriga. Y, como autores clásicos, a Baroja, Dickens y, especialmente, Los miserables, de Victor Hugo.
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