¿Quién ha dicho que el horror cósmico no puede hacer buena pareja con el humor más macarra?
Cuando alguien piensa en los Mitos de Cthulhu, las imágenes que pueblan su mente se tornas oscuras y perturbadoras. Seres de pesadilla venerados por cónclaves de encapuchados que los alaban en una lengua ignota. Visiones dignas de la más angustiosa de las pesadillas.
Las historias de terror onírico que concibió Lovecraft hace más de un siglo han sido el combustible para muchos escritores. No son pocos quienes han hecho del autor de Providence y su obra una influencia o punto de partida para sus propias novelas. De hecho, en el N3 de la Revista Windumanoth pudimos compartir el testimonio de uno de estos autores, Victor LaValle.
Sin embargo, no todo el que busca en Lovecraft una fuente de inspiración acaba confeccionando relatos oscuros y terroríficos. Prueba de ello es Imposible pero incierto: una novela de horror có[s]mico, obra de R. R. López.
El autor cordobés apuesta en esta corta novela —publicada en digital por Ediciones Publicalibro— por una simpática mezcla entre horror y humor. Los terribles monstruos creados por H. P. Lovecraft se confunden entre pasajes cargados de un humor sencillo y casero.
La historia, escrita en primera persona, empieza a las tres de la madrugada en una calle cercana a la Mezquita de Córdoba. Dos amigos universitarios regresan a casa tras una borrachera sin precedentes cuando algo llama su atención. Unas extrañas figuras encapuchadas han tomado el recinto sacro y entonan en ella cánticos estrafalarios. Con marcado acento andaluz y los móviles apagados, eso sí.
Poco se espera el protagonista de esta historia —de quien sabremos más adelante que se llama Felio— lo que este descubrimiento le depara. Verse envuelto, casi por accidente, en una conspiración para traer a la vida a los dioses primigenios que aguardan. Decididamente, impedirlo no será cosa de risa. Aunque las carcajadas del lector están aseguradas.
Con un ritmo fluido, donde el diálogo prima sobre la descripción, es esta una lectura pensada para evadirse. En apenas doscientas páginas, el autor plantea un conflicto tradicional del horror cósmico —enfrentarse a una banda de fanáticos de un dios oscuro— que se resuelve de la forma más disparada posible.
Se trata pues de una historia amena, sin más pretensión que la de rendir culto a Lovecraft y hacer reír. Una lectura recomendable para cualquier amante del horror cósmico y de la literatura de humor en general.