Pudiera pensarse que ‘La madre del frío’ es otra novela más de investigación con demonios. Pero lo cierto es que la riqueza de la obra de Miguel Salas reside precisamente en el uso que da al componente sobrenatural. Un ingrediente que multiplica su efecto al fusionarse con el escenario elegido. Porque no nos encontramos en un recóndito pueblo de Maine ni en la Inglaterra victoriana; transitamos los pueblos y paisajes de la Galicia rural.