Amor y odio en El Nombre del Viento

by Alister Mairon
4 comments 9 minutes read
A+A-
Reset

Que la fantasía es un género en boga es algo que hoy día nadie duda. Y sino que les pregunten a las grandes plataformas de entretenimiento. HBO y Netflix son solo algunas de las que han decidido apostar por el género fantástico en sus contenidos. Y con excelentes resultados, a juzgar por la acogida que tuvo —y tiene— Juego de Tronos.

EL NOMBRE DEL VIENTO EN LA GRAN PANTALLA

Para este 2019 está previsto que otras producciones basadas en novelas de fantasía vean la luz. Una de las más esperadas es la adaptación de El Nombre del Viento. No solo está previsto el estreno de una serie de televisión, que actuaría a modo de precuela. No, el gigante Lionsgate se ha comprometido a llevarla a la gran pantalla como una trilogía. Y aunque todavía desconocemos quién será el director del proyecto, la expectación desatada ya es notable. Para bien y para mal.

Y es que la trilogía de Patrick Rothfuss cuenta con la particularidad de tener un número equiparable de fans y detractores. ¿A qué responde este curioso fenómeno que divide a la comunidad lectora?

El nombre del viento

Hay quien achaca esta polaridad a la larga espera a la que Rothfuss ha sometido a sus lectores. Desde el 2011, cuando se publicó El temor de un hombre sabio, los fans del autor han aguardado para conocer el desenlace de la trilogía. Y sí, es posible que la espera haya irritado a una parte de su comunidad lectora. Sin embargo, esta disyuntiva entre quienes aman u odian la obra de Rothfuss es mucho más antigua.

AMOR Y ODIO EN EL NOMBRE DEL VIENTO

Las claves para entenderlo residen en propia la trilogía —inconclusa— del estadounidense. Más concretamente en tres factores clave: personajes, worldbuilding y expectativas.

Personajes

El primer punto de discordia suele ser Kvothe (Cuóuz). Tabernero, guerrero y asesino de reyes, él es el protagonista de la trilogía. La primera novela, El Nombre del Viento, da comienzo en la taberna que el personaje regenta. Durante tres noches, Kvothe contará a un historiador llamado Cronista la historia que le convirtió en una leyenda.

Así pues, todos los sucesos que ocurren a lo largo del primer y segundo libro, están contados desde el punto de vista de Kvothe. Lo conocemos de niño, cuando viajaba con la compañía de músicos itinerantes de sus padres. Somos testigos de su prematura orfandad, y desde ahí, compartimos con él su viaje —y su miseria— hasta alcanzar la juventud.

Lo que Rothfuss ofrece es un completo recorrido por el fin de la infancia —tema tratado en el N3 de Windumanoth— de su protagonista contado por él mismo. El narrador elegido no es casual. Gracias a él, Kvothe resulta cercano al lector desde las primeras páginas. El conocer sus penurias y los detalles más íntimos del personaje, hace que el público se involucre emocionalmente en los hechos.

El nombre del viento Kvothe

Kvothe. © Giselle Almeida.

Con todo, esta narración también causa el efecto contrario. Pues Kvothe, como narrador de su historia, miente y adultera el relato a conveniencia. Pasajes enteros son imbuidos de su opinión y presumiblemente manipulados. Nadie quiere ser el villano de su historia. Y el protagonista de Rothfuss no es una excepción. De modo que emplea todo su talento de contador de historias, aprendido desde la infancia, para presentarse como el gran héroe invicto. Nada de lo que hace es injusto y siempre triunfa en sus hazañas.

Por causa de este hecho, otros de los personajes de la historia resultan damnificados en su apariencia. Esto es especialmente notable en el caso de Denna. La muchacha, interés amoroso del protagonista, oscila entre la donna angelicata de Dante y la femme fatal del cine clásico. Kvothe la beatifica y maldice a intervalos y la presenta habitualmente como culpable de estos cambios. Este patrón se repite con otras de las mujeres de la historia con mayor o menos intensidad y también afecta a los rivales de Kvothe. Aquellos que suponen grandes amenazas para él, siempre terminan burlados o humillados.

Así, aquello que lo hacía humano, se convierte también en el principal escollo para una parte de los lectores. Kvothe es cruel, mezquino, orgulloso, vengativo y a menudo misógino. Y el hecho de que el relato sea suyo, permite que todas estas características se filtren en la historia y la moldeen. Por causa de este hecho, quienes no consiguen empatizar con él, se ven teniendo que navegar por la ruta que les marca.

Tampoco sería justo decir que esto es un engaño. Desde el primer capítulo, cuando Cronista llega a la taberna buscando al protagonista de las leyendas, ya se nos advierte de que Kvothe es un hábil cuenta-cuentos. Así pues, creernos todo lo que nos explica —tal y como nos lo cuenta— es una opción personal de cada uno.

El ritmo de la narración y worldbuilding

Con todo, este modelo narrativo presenta un segundo inconveniente. Por su carácter biográfico, el ritmo narrativo es irregular. La narración se dilata en los pasajes que resultan más interesantes al protagonista. Kvothe se recrea en algunas escenas y pasa de puntillas sobre otros temas de interés. Este oscilar caprichoso no resulta del gusto de todos. Y menos cuando afecta a una parte tan sensible como es el worldbuilding.

El otro gran tema de discordia entre los lectores tiene que ver con el trabajo de construcción de mundos. Para muchos, Patrick Rothfuss ha creado un universo complejo y completo. Para otros, no es más que un escenario medieval como tantos otros.

En lo que ambos grupos coinciden es en señalar las magnitudes del mundo de Temerant. Es este un territorio extenso, dividido en varios reinos y regiones. Un espacio lo bastante amplio como para albergar en él distintas culturas y convertir su exploración en una grata experiencia. El propio Rothfuss ha afirmado en alguna ocasión que, en comparación con el mundo, la trilogía de Kvothe no es más que un prólogo. Y no descarta seguir ambientando historias en él en un futuro.

Temerant es un mundo rico, más si lo comparamos con las pequeñas porciones descubiertas por el momento. Con todo, es de nuevo la narrativa de Kvothe la que cuestiona el potencial del territorio creado por el estadounidense.

El nombre del viento Temerant

Durante el viaje de Kvothe, parece que el mundo se plega a sus necesidades. El protagonista describe sus viajes y nos ofrece pinceladas de las comunidades humanas con las que se cruza. Sin embargo, todo parece configurado para ofrecer al personaje los recursos que precisa en cada momento.

Esto hace pensar a varios lectores que no es el mundo quien moldea a Kvothe, sino que es el pelirrojo el que da forma al mundo conforme va necesitando uno u otro escenario. Esto fue especialmente criticado tras la publicación del segundo tomo y la presentación de Ademre. La región, poblada por una cultura matriarcal y orientalista, fue descrita por algunos como un burdo intento por dotar a Kvothe de habilidades “místicas y exóticas”.

Y es que, de nuevo, que sea el protagonista el encargado de presentar los escenarios, hace que a lector solo se le ofrezcan aquellos detalles que Kvothe considera importantes. Y estos se subordinan siempre a la historia que va desgranando desde la taberna.

El fenómeno lo afecta todo: desde las descripciones de las regiones y los pueblo que visita, hasta las canciones y leyendas que se mezclan con la narración. De forma ladina, el personaje utiliza estos recursos para dotar a su público de los detalles imprescindible para comprender lo que sucederá a continuación. Y, como ocurría con los personajes, también estas descripciones están adulteradas por su punto de vista.

Por lo tanto, no podemos saber hasta qué punto realmente Temerant se subordina a Kvothe. Del mismo modo que tampoco podemos conocer de él más que lo que el pelirrojo decida contarnos entre hazaña y hazaña. Y esto genera el tercer punto de desacuerdo entre lectores.

La expectación

Sin lugar a dudas, lo que más detractores y fans ha dado a la trilogía de Patrick Rothfuss es la expectación que genera. Desde la publicación de El Nombre del Viento, la crítica alabó la obra del autor estadounidense. Se dijo de él que su historia estaba al nivel de los grandes títulos del momento. Se equiparó con George R. R. Martin, Le Guin o Abercrombie. Y las expectativas condujeron al terreno del fantástico a nuevos lectores.

Para quienes no eran habituales de la fantasía, la obra de Rothfuss suponía una revolución. Se trataba de una novela rica, distinta. En cambio, los adeptos a la literatura de género y quienes llegaron atraídos por la crítica, no se sintieron tan fascinados por la historia. Y es que el argumento de la historia en sí no supone una revolución dentro del género. Al contrario: Rothfuss mantiene unas pautas muy clásicas en su obra.

Patrick Rothfuss

Patrick Rothfuss. © Dylan Coulter

Y esto no es intrínsecamente negativo. Sin embargo, cuando una historia se ha vendido como innovadora y revolucionaria, descubrir que no se ajusta a lo prometido suele generar descontento en el lector. No es plato de gusto de nadie que sus expectativas no se vean satisfechas.

Aún así, hay muchos motivos para no desdeñar la trilogía de Temerant. Puede que Kvothe no sea uno de ellos, pero sí lo es la promesa de un mundo por explorar. O la ingente cantidad de preguntas que aún quedan por responder. Y no olvidemos los misterios personales de Denna o de los inquietantes personajes de las canciones que no se deben cantar.

Oiremos hablar más de Rothfuss y de su famoso pelirrojo. Y mientras esperamos a que la historia concluya, podremos disfrutar con la precuela que se prepara y de la futura trilogía cinematográfica. ¿Quién sabe? Tal vez un regreso a Temerant a través de la pantalla reconcilie a los lectores con el mundo de Patrick Rothfuss.

También te puede interesar

4 comments

Jorge Del Rio 11 enero 2019 - 18:02

Muy buen artículo. Leí el primer libro de la saga y, si bien no me enloqueció, me interesó lo suficiente para ponerme con el segundo.
Me gustó más toda la parte de la infancia de Kvothe que su paso por la universidad, veremos cómo sigue

Un saludo!

Reply
Óscar Iborra 16 abril 2019 - 18:03

Gracias por el artículo. Al leerlo me he dado cuenta de la cantidad enorme de cosas que no recuerdo desde que leí el segundo tomo. Y anda que son ligeritos como para hacer un repaso.

Hay una frase muy buena que has dicho: «cuando una historia se ha vendido como innovadora y revolucionaria, descubrir que no se ajusta a lo prometido suele generar descontento en el lector». Sí, esto suele ocurrir. ¿Y de quién es la culpa? ¿Del autor o de la persona que corre a escribir «el nuevo Tolkien», «una historia que rompe los cánones del género», etc. Al final todos esos comentarios son palabras vacías que no dicen nada; solo cumplen su papel de reclamo: «el nuevo Sanderson», etc.

Un saludo!

Reply
Dosgran 22 abril 2019 - 15:53

Me parece pecar de soberbia afirmar que la razón por la que existe una polarización tan grande entre las opiniones de los lectores de la obra sea que la obra no fuese una ruptura en el genero, un cambio significativo en el miso. En mi opinión si me parece un cambio en el genero, no porque suponga un cambio en la forma de hacer las cosas dentro de la idiosincrasia del medio, sino porque supone un cambio en la percepción del genero por parte de terceros, y me explico. Durante mucho tiempo y aun el la actualidad, al menos en España, la fantasía se ha considerado literatura de segunda y cualquiera que niegue el valor del nombre del viento, no como obra de genero, sino como obra literaria en si misma, es que está ciego. Cierto es que no es perfecta y no la defiendo como tal, pero defender que el nombre del viento no supuso un paso adelante el la fantasía, como algo objetivo, no me parece licito.

En referencia al mundo de Rothfuss, en mi opinión es bastante soso, es de echo el dominio del autor lo que lo salva, Patric es capaz de dotar misticismo a su mundo valiéndose solo del texto. Pero es cierto que el mundo de Temerant no supone algo nuevo en fantasía y es de echo lo que creo que mucha gente interpreta como algo malo en la fantasía.

Reply
Diego 13 septiembre 2020 - 00:39

Lo realmente rompedor de este libro es que es una obra de enorme calidad literaria, tanta, que se puede sentir al leerla la distancia que la separa del resto del género fantástico. Es una estructura clásica, escrita con mimo, que descansa en parajes escogidos por el autor, fragmentos que simplemente no existen en otras obras del género, con excepciones que, con menor calidad literaria, rompen esquemas a martillazos. Rothfuss no rompe: cincela sobre el género la forma más contundente y atractiva de todas las que he leído. Y después de dejar el género fantástico a una altura como nunca había tenido… Tarda siglos en completar su obra! , dejando de lado a los lectores, como si de un género menor se tratara. Tal vez sea porque sabe que de la conclusión depende su huella en la literatura.

Reply

Leave a Comment

Información básica sobre protección de datos

Responsable: Windumanoth
Finalidad: Moderación y publicación de comentarios
Legitimación: Tu consentimiento expreso.
Destinatarios: No se comunican datos a terceros
Derechos: Tiene derecho a acceder, rectificar y suprimir los datos

Acepto la política de privacidad *

Los datos proporcionados se conservarán mientras no solicite el cese de la actividad. Los datos no se cederán a terceros salvo en los casos en que exista una obligación legal. Usted tiene derecho a obtener confirmación sobre si en Windumanoth estamos tratando sus datos personales por tanto tiene derecho a acceder a sus datos personales, rectificar los datos inexactos o solicitar su supresión cuando los datos ya no sean necesarios para los fines que fueron recogidos.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.