Reseña: Ahí fuera

by Windumanoth
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Título de la obra: Ahí fuera
Autora: Kate Folk
Traducción: Inga Pellisa
Editorial:
Mutatis Mutandis
Año de edición:
2024
Extensión:
256 páginas
Encuadernación:
Rústica
PVP:
20,80€ (papel)


Una reseña de Borja Criado.

La ciencia ficción de Kate Folk no aventura las consecuencias morales de un excesivo desarrollo tecnológico, ni cartografía mundos distópicos en los que reflejar los problemas sociales de nuestros días, sino que aborda desde pequeños acontecimientos extraordinarios temas como la soledad, los complejos, los juicios que hacemos de los demás y la incapacidad para comunicarnos con otras personas. Las preocupaciones de sus personajes son mundanas pero no banales, más próximas a la crisis existencial que a la reivindicación política. Su estilo es breve, en apariencia sencillo, colmado de pequeños detalles visuales y gestos cargados de significado, como los que encontramos en Ted Chiang o en Ernest Hemingway. En sus relatos asoma un pesimismo afectivo.

Kate Folk. Foto: Andria Lo©

En medio de extraños sucesos como una cabeza que brota del suelo de un apartamento o el programa de la tele de la Última Mujer en la Tierra se desarrollan problemas y conflictos cotidianos, como los de unos padres que no quieren abandonar su casa ante la llegada de una cortina de vacío que anula todo lo que toca («Tira tú, anda, si tantas ganas tienes de existir»), o los de una mujer que duda si confesar o no a su mejor amiga que lo que a ella le pone es comerse el cerebro de sus amantes y no el hígado, como hace la mayoría de la gente en la ciudad.

En Ahí fuera hay discusiones de pareja e incompatibilidades que el tiempo hace evidentes, hay sexo satisfactorio, pero también orgasmos frustrantes, y a veces también crueldad, y también vitalidad y decepción. Otras veces sus historias maridan el humor ácido de Woody Allen con la teoría de la nueva carne de David Cronenberg.

Kelly había llegado a un punto muerto en la tesis, un análisis marxista de los electrodomésticos sintientes en el cine y la literatura del siglo veinte.

A Kate Folk le gusta encerrar a una o dos mujeres con un puñado de hombres en algún lugar aislado e inaccesible, bien a causa de una extraña enfermedad como la PONT (Pérdida Ósea Nocturna Total), bien porque una casa en medio del campo es más barata que un cuartucho a las afueras de Nueva York, para hablar de celos, de comparaciones odiosas y de amores conformistas que acaban por evidenciarse y desmoronar la delgada ilusión romántica de sus protagonistas

De tener todo un mundo de mujeres entre las que escoger, nunca, nunca jamás, me escogería a mí.

Porque sus relatos tratan, ante todo, de relaciones de pareja. En ese sentido, están más cerca de Raymond Carver que de Philip K. Dick, de Sexo en Nueva York que de Black Mirror, pero también de los relatos de Poe que tratan obsesiones malsanas, como El gato negro o El corazón delator. En más de un relato de Ahí fuera se toman decisiones de dudosa moralidad. La culpa y el arrepentimiento corroen a algunos de sus personajes hasta empujarlos a cometer acciones radicales y malsanas. Kate Folk radiografía muy bien los paisajes emocionales y las decisiones de sus protagonistas, así como sus consecuencias.

En Ahí fuera leemos historias de reminiscencias góticas, como el de una casa que exige a sus habitantes que la mantengan húmeda día y noche para no resquebrajarse hasta el derrumbe, y relatos del delirio como «Riña de pavos» u «Ojos de cierva» que recuerdan a las Siete casas vacías de Samanta Schweblin.

Ahora los cazadores están de espaldas a mí. Hago crujir unas hojas de un modo que espero que suene cérvido, pero están demasiado lejos para oírme. Desisto y me vuelvo con sigilo. decepcionada y aliviada. Tienen la camioneta aparcada en el camino de grava sin salida que queda delante de casa. Los espero en el salón, viendo vídeos de ciervos en YouTube. Practico mis andares de ciervo en la alfombra. Al atardecer, regresan. El cazador mayor trae una cierva a hombros. Lleva la lengua rosada colgando. Una etiqueta amarilla prendida en la oreja izquierda. Primero, asesinada; luego, emperifollada con bisutería barata.

El libro abre con el relato largo de una chica que busca pareja vía Tinder en un mundo donde unas réplicas robóticas de la especie humana, construidas para satisfacer todas nuestras necesidades afectivas, sexuales y emocionales, buscan recabar toda la información posible de sus parejas para desaparecer después.

Varias mujeres contaban sus citas con hombres sospechosamente atractivos que habían terminado llevándolas al Big Sur y, una vez allí, les habían robado sus datos y se habían esfumado en una nube de vapor con aroma a lavanda. Esos hombres, resultaba, no eran humanos, sino una forma avanzada de inteligencia artificial: robots biométricos cuyas células se evaporaban tan pronto completaban la tarea para la que estaban programados.

El último relato, «Big Sur», cuenta los patéticos intentos de uno de estos blots por cautivar a una chica que ha conocido en una cena de empresa.

Ahí fuera

Este primer libro de Kate Folk lo publica en castellano la editorial Mutatis Mutandis, interesada en el ensayo cultural (Capitalismo: una historia de terror, de Jon Greenaway) y también en la ficción contemporánea. La impecable traducción del libro corre a cargo de Inga Pellisa, reconocida por haber traducido a Sally Rooney, a Angela Davis y a Ishmael Reed.

Ahí fuera quedó finalista del California Book Award, y Kate Folk ha publicado además en el New Yorker, en el New York Times y la revista Granta.

Una lectura muy ágil y divertida a la par que perturbadora.


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