Entrevista a Ignacio Castro Sierra

by Alister Mairon
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¿Quién es Ignacio Castro Sierra y qué le hizo empezar a escribir?

Ignacio Castro Sierra es un escritor que vuelve a ver la luz en 2019, tras muchos años en barbecho, sepultado por su anfitrión bajo una pila de libros de informática. Estuvo enterrado desde el siglo pasado (¡literalmente!). Cuando había escrito relatillos que ahora descansan en una carpeta entre recortes de Matrix, Ghost Rider 2099, y aventuras de Vampiro: La Mascarada. En un cerveceo con dos amigas el anfitrión se da cuenta de que no hay motivo para mantener la inhumación, así que coge una pala, desentierra al no-muerto y lo pone a escribir.

Escribe para vivir otras vidas. Es su modo de reencarnarse, de volar. Le permite dar salida a ideas que burbujean en su cabeza, poniéndolas en otra piel, en otro mundo, y ver cómo evolucionan. Ya sean sus preocupaciones o sencillamente imágenes que desarrollar, disfruta del hecho de generar una estructura, una historia, que dé forma a eso que no le deja descansar.

Ignacio Castro Sierra

Tu relato publicado en Windumanoth, «Factótum», sucede en una sociedad donde el trabajo por horas lo rige absolutamente todo. ¿Cómo se te ocurrió la idea? ¿Qué buscabas transmitir?

Estamos en la sociedad de la sobreoptimización de métricas económicas, a cualquier coste. La primera versión de este relato, hace tres años, se llamaba Producto y se centraba exclusivamente en la mercantilización y alienación del ser humano. Por un lado, toleramos un retroceso en los derechos laborales (y, por tanto, sociales) insostenible, inmoral e injusto, con la excusa de la eficiencia, a veces aderezada con justificaciones supuestamente meritocráticas. Y por otro, descuidamos nuestras propias vidas, obsesionados por un supuesto progreso, dejando de lado partes tan importantes como la familia o nuestra propia salud.

Después llegó la pandemia, y en las noches de encierro me puse a escribir lo que sería MADRID-34. Vi cómo quienes estaban en primera fila (personal de salud, supermercados, transportistas…) tenían que exprimirse en las peores circunstancias posibles sin el reconocimiento que merecían, tras años sin que se les escuchase ni esperanza de que eso ocurriese después. Así que cogí a Pedro, el protagonista, lo metí a trabajar en el mundo de MADRID-34 y le concedí algo que debería ser único, mágico en esas circunstancias: ser inmune. Y esa sociedad no tan ficticia, en lugar de ponerle en una situación positiva, lo extorsionó.

¿Esta ha sido tu primera incursión en la literatura de género? ¿Es una excepción en tu carrera o tienes planes de seguir escribiendo fantasía, ci-fi o terror?

En los últimos años he escrito más de sesenta relatos de todo tipo, en función de lo que pida la historia que quiero contar. La distopía no es el género más habitual pero sí el que más me atrae, porque me encanta proyectar preocupaciones generales en el futuro y amplificarlas, como un experimento de laboratorio, y ver qué resulta. Tengo otros en este sentido, como una continuación de Fahrenheit 451 en el que una chica, harta de escuchar una y otra vez los mismos libros transmitidos oralmente, se preguntan por qué se dejó de escribir. Pero también los hay de terror, con un padre obsesionado con que su hijo crezca como sea, o más kafkianos, como un hombre que empapela su casa con libros, o realistas. No me veo atándome a un género concreto.

¿Qué otras obras de Ignacio Castro Sierra podemos encontrar en el mercado? ¿Y en proyecto?

Podéis encontrar dos historias cortas, también de ciencia ficción, en la antología Ni en un millón de años, compuesta por relatos entrelazados a través de objetos y referencias, enmarcados en futuros lejanos. Si os gusta la ciencia ficción, seguro que encontráis material nuevo y que os interese.

Ignacio Castro Sierra

Entre manos tengo MADRID-34, un libro para el que estoy buscando editorial, compuesto por trece relatos en primera persona («Factótum» es uno de ellos) alrededor de la idea de una España en 2034 en la que diversos virus van mutando, haciendo necesario convivir con ellos. En mi lista de ideas había escrito «Black Mirror a la española» hacía tiempo, y la pandemia me dio una buena excusa y temas para desarrollar algo así. El resultado es como una miniserie distópica, oscura, con un surrealismo retorcido, como si hubiese sido rodada por Alex de la Iglesia.

En la actualidad estoy acabando mi primera novela, realista y en el momento presente, porque hay preocupaciones que hay que tratar aquí, y ahora. Y, si no cambio de planes, lo siguiente será una novela de ciencia ficción a partir de uno de mis relatos, pero quien sabe.

Además de escritor eres ingeniero informático. ¿Qué peso tiene esta formación en las obras que escribes?

Hace años parte de mi trabajo era redactar pliegos para proyectos, y hay quien diría que los jefes/editores demandaban cierto grado de ciencia ficción y creatividad.

Más que mi formación me afecta mi profesión. No tengo excesivo interés en la ciencia ficción «hard», así que incluso cuando aparezcan ordenadores no esperéis más precisión de la imprescindible para la historia. Es mi profesión lo que causa mi tendencia a la ciencia ficción y la distopía. Además de ser «usuario intensivo» de tecnología, mi trabajo se desenvuelve, literalmente, dentro de ella.

Ignacio Castro sierra

Hace unas semanas comentaba en Twitter que las apps que llevamos en el móvil son la punta del iceberg contra el que vamos a estrellarnos, y lo digo porque en parte yo estoy sumergido dando forma a ese iceberg. Hay mil casos que demuestran cuánto permea la sociedad: el abuso a los riders, Uber hundiendo a los taxis y subiendo tarifas después, algoritmos de riesgo hipotecario que perpetúan sesgos raciales, Facebook influyendo en resultados electorales o no haciendo nada a pesar de saber el efecto destructivo de Instagram en las jóvenes…

Yo soy un enamorado de la tecnología. Pero tan cerca de ella veo muchos potenciales peligros, y lo peor es que el problema es terriblemente complejo. Intentar «legislar el algoritmo» es ridículo. Creo que es evidente que es un riesgo para nuestra sociedad, pero no sabemos cómo lidiar con ella, no la entendemos. Como un relato lovecraftiano, la tecnología nos rodea y nos supera.

¿Un libro de género que recomiende Ignacio Castro Sierra?

La literatura que está llegando de mujeres latinoamericanas, en buena parte de terror, es demencialmente buena. Si tengo que coger un libro, me quedo con Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez, una novela gigantesca, de terror fantástico pero humana y tangible, sensorial. Es magistral. Pero hay muchísimos ejemplos más: Mónica Ojeda, María Fernanda Ampuero (Pelea de gallos es descomunal), Samanta Schweblin… Aunque son muy diferentes entre ellas como para hablar de generación, lo que están produciendo es increíble.

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