Reseña: El evangelio del lobo

by Alister Mairon
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El evangelio del lobo

Título de la obra: El evangelio del lobo
Autor: Beatriz Alcaná
Editorial:
Versátil Ediciones
Año de edición:
2024
Extensión:
392 páginas
Encuadernación:
Rústica con solapas
PVP:
20,90€ (papel)


Una de las cosas que más retuerce el alma humana es el miedo. Y cuando este se junta con la incultura, da lugar a las más terribles atrocidades. En el lejano 1935, la ignorancia era una lacra que acechaba en cada rincón de la geografía española, especialmente en los pueblos más remotos. Pero dispuestos a combatir la lejanía impuesta al vulgo de la cultura, las Misiones Pedagógicas recorrían el país para expulsar las sombras. En este convulso momento de la historia ubica Beatriz Alcaná a los protagonistas de El evangelio del lobo, editado por Versátil Ediciones.

DESTINOS LIGADOS POR EL COMPROMISO CON LA CULTURA

Céline Perrault es una maestra francesa que llega al remoto pueblo Castroblanco, ubicado en la Montaña de Luna, León. La joven ha sido recomendada por su mentora para ocupar una plaza como profesora de francés en el respetable internado de señoritas Nuestra Señora de Roche Amère. Su llegada al pueblo coincidirá con la de dos hombres que comparten con ella su interés por la cultura. Sin embargo, pronto queda patente que estos dos mozos, Darío y Miguel, persiguen objetivos distintos a la labor encomendada a mademoiselle Perrault. Y es que ambos ilustres caballeros han acudido a Castroblanco para ayudar a la nueva maestra, Mina, a llevar a cabo una de las Misiones Pedagógicas. Eso sí, de espaldas al nuevo gobierno.

A Céline en seguida le cae bien el amable y jovial Darío, con su alma de poeta. Sin embargo, su taciturno compañero despierta en ella sentimientos encontrados. Y es que el esquivo Miguel parece tener más interés en las bestias que en las personas. En especial, en aquellas que aúllan a la luna y a las que los vecinos desean ver muertas a toda costa. De ahí que Castroblanco ande siempre cercado por los alimañeros, cazadores que barren el monte con el objetivo de no dejar vivo a un solo lobo. Ni tampoco a aquellas criaturas malditas que no son ni hombre ni bestia: los lobisones.

Pronto Céline se sentirá inclinada a participar de las labores que Mina y sus dos compañeros desean emprender en el pueblo. No en vano, ella misma es una huérfana que debe su progreso social a la preocupación de almas generosas. Eso sí, su implicación deberá ser discreta a la fuerza. Debe andar siempre pendiente de no levantar sospechas en la maliciosa madre Agnès, la retrógrada priora del colegio femenino, ni en don Marcial Montalvo, el cacique y benefactor de Nuestra Señora de Roche Amère. Obligada a nadar entre dos aguas, Céline deberá equilibrar sus roles. Ser una maestra recatada y piadosa para no decepcionar a su mentora. Y, al mismo tiempo, combatir con la luz de la cultura la ignorancia obligada que asola a los desfavorecidos.

Beatriz Alcaná

UNA HISTORIA CORAL DE DUALIDADES ENFRENTADAS EN EL EVANGELIO DEL LOBO

Con Céline y el trío de misioneros como protagonistas, Beatriz Alcaná desgrana capítulo a capítulo un mundo convulso a través de los ojos de sus personajes. Pues si bien, como decíamos, el motor de la historia serán los avances en la escuela del pueblo y las andanzas de la maestra en el internado, Castroblanco y su historia se nos muestran a través de diferentes personajes. Son muchos los actores implicados en la historia y todos ellos aportan, en mayor o menor medida, pinceladas para comprender el todo de esta sociedad dividida en bandos.

En el preámbulo de la cercana Guerra Civil, los ánimos están crispados y la ciudadanía se halla dividida, algo de lo que no pueden escapar tampoco los vecinos del recóndito pueblo leonés. El párroco, don Ezequiel, combate con sermones que amenazan con el Infierno a quienes se atrevan a alejarse del redil. Su voz es un eco rencoroso de la madre Agnès, la ácida priora consumida por la envidia que ve inmoralidad a cada paso. Ambos se alinean con el mayor benefactor de Castroblanco y el colegio, don Marcial Montalvo, un hombre que observa con afán predador cada intento de llevar el progreso a sus dominios. Son ellos tres, desde sus lugares de influencia, quienes pondrán obstáculos más o menos contundentes a los misioneros y a Céline.

En cambio, voces como la de la viuda Aurora o la del anciano carpintero Pepe contraponen el relato de pecado y jerarquías. Son ellos, desde la lucha o el abrazo a la cultura, los que se oponen a permanecer en la ignorancia impuesta. Sus narraciones son las del progreso, que ensalzan la labor que los misioneros pretenden llevar a cabo. Gracias a ellos, vemos sobre el terreno la virtud que saber leer, acercarse al cine o a la pintura, tienen sobre los menos favorecidos. Primero, porque los liberan parcialmente del yugo al que se les somete. Y segundo, porque les permite romper con las estrictas jerarquías que desde niños se les imponen.

Porque sí, también dentro del aula o en las dependencias del instituto femenino se replican tales dinámicas. Las hijas de los pobres y los hermanos mayores ya no pueden pisar el aula de Mina. Su obligación es trabajar y permanecer ignorantes para replicar el modelo social. Y entre las alumnas de Nuestra Señora de Roche Amère, las alumnas becadas, huérfanas en su mayoría, no puede disfrutar de todas las lecciones. Tal cosa es impensable, como no tarda en constatar Céline. La caridad de Montalvo y las monjas no concibe preparar a estas muchachas para ser nada más que futura mano de obra para sus compañeras ricas.

Con todo, que en una obra que no alcanza las 400 páginas sean tantas las almas que toman partido da lugar a que, en ocasiones, estas se conviertan en caricaturas cargadas de estereotipos. En algunos casos, es difícil ver al personaje más allá de los dos o tres rasgos en los que se encasilla, y sus acciones parecen a menudo forzadas precisamente por el rol arquetípico que juegan en la historia. Algo que trata de subsanarse con pinceladas más profundas, brindadas por un narrador omnisciente que escruta el alma de los personajes. Aunque a veces esta técnica, en lugar de generar profundidad psicológica, da lugar a escenas largas cargadas de información. Pero el ritmo lo abordaremos más adelante.

RESCATANDO DE LA DESMEMORIA UN HITO DE NUESTRO PASADO

Debe elogiarse que Beatriz Alcaná haya decidido, al ambientar su obra en 1935, recuperar del olvido unos hechos poco conocidos por el público general. Nos referimos a las Misiones Pedagógicas, de las que Mina, Darío y Miguel forman parte. Como bien consta en la nota histórica que cierra esta novela, durante la Segunda República, el gobierno impulsó una serie de misiones laicas con el objetivo de acercar la cultura a los pueblos de España. Dichas misiones, de las que participaron intelectuales reconocidos como Lorca o María Zambrano, contaron con el apoyo de cientos de profesores y alumnos de universidad. Grupos que, voluntariamente, se echaron el petate al hombro para recorrer el país afanosos de combatir el analfabetismo.

Gracias a personajes como Mina, Darío o Miguel, es sencillo figurarse el funcionamiento de estos grupos. La maestra y los dos estudiantes universitarios se instalan en Castroblanco cargados con libros, reproducciones de cuadros y talento artístico para representar obras o proyectar películas. El objetivo: hacer que gentes ajenas por lo general al arte, se acerquen a disfrutar de una cultura que, en esencia, también les pertenece. Este acercamiento, retratado a lo largo de la novela, pretendía también ofrecer a aquellos privados de la educación una oportunidad para aprender a leer y escribir. Buscaba, en resumen, desterrar de nuestras tierras la ignorancia.

Con todo, las misiones no tuvieron el resultado esperado. La Guerra Civil y la dictadura posterior pusieron fin a tan encomiable tarea y, al parecer, también lograron erradicarla de la memoria. Es de agradecer pues que haya plumas que, ambientando sus obras en un periodo histórico tan recorrido por las artes, desde el cine a la literatura, apuesten por mostrar aspectos menos conocidos de nuestro pasado. Hacerlo es, en sí mismo, una misión pedagógica en cierto modo, ¿no?

El evangelio del lobo

EL EVANGELIO DEL LOBO: FOLCLORE NACIONAL, PERO EN PEQUEÑAS DOSIS

Pero más allá de los histórico, otro de los temas que planea sobre El evangelio del lobo desde sus primeras páginas en la presencia de lo sobrenatural. Los vecinos de Castroblanco, como muchos en el Norte, creen en brujas y lobisones. De hecho, a lo largo de la narración son varios quienes mencionan a estos seres malditos, séptimos hijos que llevan dentro a la bestia. Sin embargo, tales creencias no son tomadas en serio durante la mayor parte de la narración, sino utilizadas.

Para Mina, Céline y Darío, tales historias son superstición, una prueba más del daño que hacen la ignorancia y el yugo de la iglesia. Por su parte, don Marcial desprecia estas creencias, si bien les saca partido, junto a los alimañeros, para mantener a Castroblanco aterrado y mantener su cruzada personal contra el lobo. Ni siquiera Miguel, apegado a la naturaleza como buen zoólogo, parece tener siquiera interés científico en semejantes historias.

De hecho, he aquí uno de los principales obstáculos que el lector de fantástico hallará al adentrarse en esta novela. Pues si bien en su sinopsis la presencia de lo sobrenatural parece explícita, lo cierto es que esta tarda en tomar forma. No vamos a ver ni oír nada más que un par de leyendas sobre lobos hasta el cuarto final de la historia. Es a partir de este punto, y siempre con una pátina de escepticismo, que empezaremos a notar como este retorno al folclore y las raíces ganan protagonismo. Es conveniente advertirlo para que nadie se lleve a engaño. Estamos ante una obra de ficción histórica con regusto sobrenatural más que frente a una historia de hombres lobo cargada de acción.

Así pues, esta lectura podrá ser del agrado de quienes tienen sensibilidad por la historia. Y también a los que gusten de la narrativa con una pátina de realismo mágico. No es El evangelio del lobo ni rápida ni violenta, sino cercana al cozy e incluso a lo romántico en algunos pasajes. Lectores familiarizados con este tipo de historias disfrutarán de esta novela, a la que solo puede afeársele una maquetación que a menudo saca de la lectura y el haber creado sin querer expectativas sobre la presencia de lobisones en sus páginas. Para quienes estén dispuestos a pasar eso por alto, les aguarda un delicioso paseo por las montañas de León, con sus valles sombríos y el perenne aullido de los lobos rompiendo la noche.


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