¿Quién es Marcos Manrique Crespo y qué le hizo empezar a escribir?
¡Uf! Habría que remitir esta pregunta al pequeño Marcos de siete años, que un día tuvo a bien sentarse enfrente de un papel a escribir. De pequeño, mucha gente me decía que estaba siempre “en babia”, pero lo que ocurría realmente era que estaba imaginándome algún tipo de historia en mi cabeza para ponerla después por escrito. Por suerte, mis padres, el resto de mi familia, mis amigos… todo mi entorno siempre me ha animado mucho a seguir escribiendo, y eso también ha jugado un papel importante. Desde entonces ha sido algo bastante natural en mi vida.
Supongo que, con el paso de los años, me he ido tomando la escritura como una manera íntima de hablar conmigo mismo y con los demás. Para mí, escribir supone sacar las emociones, los sentimientos, las ideas… de algún lugar muy profundo, y transformarlas en palabras que puedan cristalizar y transmitir todo ese mundo interior. Después, otra persona leerá esas palabras y podrá comprenderlo, visitarlo. Es casi mágico, si lo piensas. Es una forma de comunicación que va más allá de las que utilizamos en el día a día. La verdad es que no me imagino cómo sería la vida sin eso.
Tu relato publicado en Windumanoth, Que esté lejos del mar, trata sobre un hombre que, tras perder el contacto con dos amigos muy queridos, decide viajar en su busca hacia un misterioso pueblo perdido. ¿Cómo se te ocurrió la idea? ¿Qué buscabas transmitir?
Este relato fue fruto de una mezcla de ideas. La primera y más importante fue que quería empezar a escribir terror. Siempre me ha fascinado, en particular el de la escuela de Lovecraft, así que me puse a ello por fin. Hasta entonces había cultivado más la fantasía y la ciencia ficción, pero me apetecía probar con algo que no tenía tan entrenado.
En cuanto a la temática principal, quería escribir un relato basado en la oposición entre la naturaleza y la ciencia. En la narración, entiendo la naturaleza como lo salvaje, lo inexplorado, lo que cae fuera de nuestra comprensión humana inmediata. La ciencia, por su parte, es el impulso de la civilización por entender y controlar esa naturaleza, ponerla a su servicio. Es un hambre de conocimiento, que es gran parte de lo que (creo) nos hace humanos.
El horror ocurre cuando ese impulso se descontrola, cuando el ansia por conocer y manipular la naturaleza va más allá de los límites de esta y de la propia razón. Ese es el momento del “pecado” de la ciencia, la soberbia. Lo que ocurre en el relato es el castigo, el precio del conocimiento: cuando este se adquiere, el individuo se transforma para siempre. En realidad, es una perspectiva lovecraftiana bastante clásica, quizás amplificada porque hoy en día, casi cien años después del genio de Providence, las herramientas de la ciencia son aún más poderosas que en su época.
También ha habido otros elementos en el relato, más secundarios: la soledad del protagonista y del escenario, la atemporalidad, o la presencia simbólica del mar como “guardián” de los secretos de la naturaleza.
¿Esta ha sido tu primera incursión en la literatura de género? ¿Es una excepción en tu carrera o tienes planes de seguir escribiendo fantasía, ci-fi o terror?
No, no es una excepción. Siempre me he sentido muy atraído por la literatura de este tipo. Es la que más me gusta leer y la que más disfruto escribiendo. Para mí, la fantasía, la ciencia ficción o el terror son una oportunidad de contar historias desde un punto de vista más personal y creativo. Abren muchas posibilidades y permiten abordar ciertos temas de manera fresca y original, diferente a la que estamos acostumbrados.
Creo que mis mayores reflexiones sobre algunos de los problemas del mundo real las he tenido después de leer un buen libro de género. Además, desde el punto de vista del escritor, es una perspectiva muy atractiva. La posibilidad de crear mundos desde cero, con sus culturas, sus creencias, la idiosincrasia de sus gentes, su ciencia, sus conflictos sociales e individuales… ¿qué autor podría decirle que no a eso?
¿Qué otras obras de Marcos Manrique Crespo podemos encontrar en el mercado? ¿Y en proyecto?
En el mercado, al menos de momento, ninguna. Sí que tengo varios proyectos, digamos, “en el taller”. Estoy terminando de pulir mi primera novela (de género fantástico), que espero que vea la luz a lo largo de este año. De ser así, será la primera piedra de un proyecto a largo plazo.
Pero también quiero seguir cultivando el relato. Tengo listos varios que publicaré dentro de poco, probablemente en plataformas online como Lektu, Wattpad, etc. Voy aumentando mi producción poco a poco.
Además de escritor eres graduado en biotecnología y has desarrollado parte de carrera en el campo de la investigación. ¿Qué peso tiene esta formación en las obras que escribes?
Creo que tiene mucho peso. Siempre me ha interesado la ciencia y, en concreto, sus ámbitos más aplicados. Me fascina cómo la búsqueda colectiva de conocimiento nos ha llevado a donde estamos ahora como especie, pero sobre todo me interesa la relación entre la ciencia y la propia humanidad. Nunca entendí la distinción que suele hacerse, al menos al nivel académico, entre una cosa y la otra. ¿Qué hay más humano que la curiosidad y las ganas de entender e inventar? Es, creo, parte de lo que nos hace quienes somos. Por este motivo, de alguna forma u otra, la ciencia y sus dilemas suelen aparecer en las cosas que escribo.
¿Nos recomiendas un libro de género?
¡Uy! Tengo que reconocer que soy un lector bastante convencional, así que todo lo que puedo recomendar probablemente sea algo más o menos conocido. Pero voy a aprovechar para recomendar a una autora: Diana Wynne Jones, y su saga fantástica El castillo ambulante. Probablemente mucha gente conozca la adaptación al cine de Studio Ghibli, pero animo a explorar la novela original y sus secuelas. Es una lectura muy sana.