Título de la obra: Sanctuary
Autor: V.V. James
Editorial: Minotauro
Traducción: Simón Saitó
Año de edición: 2020
Extensión: 472 páginas
Encuadernación: rústica con solapas
PVP: 18,95€ (papel), 8,99€ (digital)
No son pocos los thrillers que ven la luz donde la totalidad de la acción tiene lugar dentro de las fronteras de una localidad, normalmente un pueblo de tamaño medio o pequeño. Se me ocurren multitud de novelas de detectives donde hay que resolver un asesinato y todo el pueblo esconde algún secreto que hay que desenmarañar. O series de televisión, en algunos casos adaptaciones, donde se juega con la idea de toda una comunidad que guarda una historia negra pasada de generación en generación y donde la llegada de un nuevo integrante a esta sociedad no estará bien visto por la gran mayoría de ciudadanos.
Dice la propia promoción de Sanctuary que se trata de una mezcla entre Jóvenes y Brujas y Big Little Lies. Diría que hay más de la segunda que de la primera, de la cual nos tenemos que quedar con la idea de una brujería que forma parte del colectivo y existen unas reglas claras y concisas sobre su uso. En cualquier caso, pocas veces hay una comparativa tan cercana a la realidad como es en este caso.
SANCTUARY: LAS BRUJAS SON LA NORMALIDAD
Sanctuary empieza, literalmente, con un asesinato. En la primera página. Inmediatamente, en apenas una decena de páginas, conoceremos buena parte de cómo ha sucedido y la mayoría de personajes, tanto principales como secundarios, que irán apareciendo a la largo de la novela. El qué ha sucedido queda claro desde un inicio tanto para quien está leyendo la novela como para Maggie, la investigadora que vuelve al mismo sitio donde estuvo asignada hace unos años. A pesar del tiempo pasado, Maggie aún recuerda algunas de las personas de Sanctuary. Pero, sobre todo, ellas la recuerdan muy bien. Y ese pasado resonará durante buena parte del libro.
Si bien hasta aquí podría resultar una más de esas historias a las que hacía referencia en el inicio de la reseña, la clave se encuentra en cómo V.V. James, la autora, ha integrado el componente mágico en este thriller aparentemente clásico.
En Sanctuary encontramos que la brujería forma parte de la manera más natural del día a día de los Estados Unidos actual donde se sitúa la novela. Se trata de una faceta que se hereda dentro de una misma familia. Para descubrir si esta habilidad ha sido recibida se lleva a cabo, cuando son adolescentes, un rito de descubrimiento que permite descubrir si efectivamente una nueva bruja ha llegado al mundo. Incluso existe una Junta, una entidad superior, donde se debe reportar los datos de esta persona. Las brujas pueden crear sus conjuros de manera legal, aunque solo pueden ser usados bajo ciertas circunstancias.
El cómo James ha imbuido el componente de la brujería en la novela es sin duda un factor diferencial en su lectura. Nos permite no solo ir descubriendo el pasado de algunos de los personajes y las consecuencias de la acciones que van tomando durante el transcurso de la investigación, sino conocer paso a paso las reglas de la brujería: cómo, cuándo, cuánto, dónde puede ser usada y si eso puede acarrear algún tipo de delito. Este doble juego añade un plano adicional al típico discurrir de una investigación criminal en un lugar opaco como Sanctuary.
Sanctuary es una lectura muy entretenida que se asienta en una estructura de capítulos muy cortos, que en su mayoría van de dos a seis páginas, donde cada uno de los personajes es protagonista. En ocasiones veremos la acción desde distintos puntos de vista y esto permite a la autora jugar con los prejuicios de una manera muy cercana a nuestra realidad. ¿O es que las brujas tienen que ser siempre las malas de la película? Quizá sí, pero no por ser brujas. En cualquier caso, en esta novela es probable que la gran mayoría del elenco protagonista nos termine por caer mal, lo cual le da un regusto a mala leche que personalmente me ha gustado.
UNA MEZCLA DE GÉNEROS MUY SATISFACTORIA
Tratándose de una lectura recomendable para dedicar un buen rato a devorar páginas, la novela no está ausente de algunos pequeños defectos. El principal radica en la perdida de equilibrio entre algunos personajes que, aparentemente tendrían que ser protagonistas, pero a pesar de todo pasan sin pena ni gloria por la narración. Por otro lado resulta curioso ver cómo la investigadora termina siendo, a lo largo de la historia, una espectadora de acontecimientos, lo cual devalúa en cierta manera su existencia. He de reconocer, además, que la localización norteamericana de la novela es demasiado manida a estas alturas.
Aunque hace casi tres años V.V. James vio publicada parte de su primera trilogía de joven adulto en castellano por parte de otra editorial, es posible que esta novela pase algo desapercibida entre tantas novedades al tratarse de su primera obra orientada a público adulto. Sería una pena ya que me ha parecido una lectura muy divertida. Un thriller con el que pasar las páginas sin parar, lleno de giros y eventos en cada capítulo que van alterando nuestra visión de lo sucedido. En ningún momento desmerece otras novelas del género detectivesco sino que además añade el componente mágico que está integrado como anillo al dedo.