Watchmen ha regresado en formato de serie de televisión de la mano de HBO. Neil Izur nos trae un análisis de lo que hemos podido ver de esta adaptación del universo de vigilantes creado por Alan Moore.
Tic, tac. Las agujas del Reloj del Juicio Final vuelven a consumir la cuenta atrás más famosa del mundo del cómic, aunque esta vez el reloj no aparece en las viñetas, sino en la televisión, en boca de un grupo de enmascarados herederos de Rorschach.
A principios de año os anunciábamos que las adaptaciones y nuevas versiones de fantasía y ciencia ficción eran la tendencia audiovisual en 2019. La serie de Watchmen se ha estrenado al fin en la plataforma de HBO, seguramente no para el agrado de Alan Moore —autor del cómic junto al dibujante Dave Gibbons— y unos cuantos amantes de la obra original, que ya intercambiaron opiniones dispares sobre la cuestionable calidad de la adaptación al cine dirigida por Zack Snyder.
Tanto es así, que Damon Lindelof, coguionista de Perdidos y The Leftovers, y creador de esta secuela televisiva, tuvo que escribir una carta declarando su profundo respeto —y amor— por el cómic, además de confirmar que todo lo sucedido en la obra original sería canónico. Por lo tanto, la serie divide inevitablemente a los espectadores en dos tipos: aquel que ya conoce el cómic y aquel que se adentra por primera vez en el universo. Para aquellos que solo hayan visto la película, sería recomendable que buscaran, al menos, el final del cómic y así evitar alguna confusión respecto a la situación actual del Dr. Manhattan.
La serie está escrita para que los primerizos en el universo de Watchmen puedan disfrutar la trama, porque, como comentaremos más adelante, la serie se presentará como un reto incluso para los lectores de la obra original.
Watchmen: ¿El mejor cómic de la historia? (Akira Cómics)
El año 85 que narraba el cómic ya tenía un carácter ucrónico, debido a la aparición de justicieros enmascarados en las calles a finales de los años 30, pero sobre todo con la llegada del Dr. Manhattan, anunciada en los telediarios con el siguiente titular: «Dios existe y es americano».
Pues el Dr. Manhattan es el único justiciero con superpoderes, un ser capaz de ver más allá del espacio-tiempo y manipular la materia. Esto lo convierte en un arma nuclear andante, que permite que Estados Unidos gane la Guerra de Vietnam.
Por lo que respecta a la serie, Damon Lindelof también sigue esta línea ucrónica, situándonos en un 2019 un poco diferente al que estamos acostumbrados. La serie expande así el universo anterior con un salto de 34 años, presentando nuevas diferencias geopolíticas, sociales, judiciales y tecnológicas. Dichas diferencias están propiciadas tanto por las investigaciones científicas realizadas por el Dr. Manhattan, como por los vigilantes enmascarados y los desastrosos acontecimientos que tuvieron lugar en el año 85 en la trama del cómic.
A esto, Damon Lindelof suma nuevos hechos: la Noche Blanca y la creación del Séptimo de Caballería —o Kaballería—, un grupo terrorista que recoge el legado del Ku Klux Klan y se inspira en uno de los antiguos justicieros, Rorschach.
Los agentes de la ciudad de Tulsa, donde se sitúa la acción, deben cubrirse el rostro con un pañuelo amarillo, y colaboran estrechamente con los vigilantes enmascarados, que ahora pertenecen al cuerpo de policía —aquellos que deciden trabajar por su propia cuenta son presa del FBI—.
Angela Abar, la protagonista, es una inspectora que ha dejado colgado el uniforme oficial para colocarse la máscara y convertirse en Hermana Noche. Pese a continuar al servicio de la ley, Angela no tarda en mostrar sus métodos poco ortodoxos —aunque eficaces— para avanzar en la investigación a la vez que el guion lo utiliza como contrapunto a los agentes de calle, que deben solicitar por radio el permiso para utilizar su arma.
La justicia, la moralidad y los derechos humanos vuelven a ponerse en entredicho cuando los enmascarados cometen abusos, con la policía a sus espaldas, en busca de un bien mayor.
El dilema de la obra original está servido: «¿Quién vigila a los vigilantes?». La justicia, la moralidad y los derechos humanos vuelven a ponerse en entredicho cuando los enmascarados cometen abusos, con la policía a sus espaldas, en busca de un bien mayor, como lo es atrapar a los supremacistas blancos del Séptimo de Caballería. Escuchamos las amenazas de Rojo y nos imaginamos los aterradores interrogatorios de Espejo mientras nos preguntamos qué pasaría si no llevaran una máscara.
Aunque en los primeros compases se planteen temas como el racismo y la moralidad, la serie avanza sin dejar claro cuál es el rumbo que va a tomar. El guion juega al despiste con los lectores del cómic y con los recién llegados, ofreciendo el mínimo de información posible, mostrando más que contando y aumentando el misterio en cada capítulo.
Los nuevos personajes, como Angela Abar, el jefe de policía Judd Crawford, el misterioso anciano de la silla de ruedas y Espejo —otro vigilante enmascarado— tienen sus tramas entrelazadas, mientras que los personajes del cómic, como Adrian Veidt, ni siquiera sabemos si son quienes parecen ser.
Por eso, a los temas antes comentados, se suma la aterradora puesta en escena que acompaña al personaje interpretado por Jeremy Irons, que, sin apenas contar nada, ya deja entrever algo oscuro y escalofriante.
Watchmen es una serie exigente con el espectador, que despista al lector de la obra de Alan Moore y que da las pinceladas de información justas para que el recién llegado pueda reconstruir los acontecimientos del 85.
Sin embargo, no podemos más que intuir. Qué, cómo, quién, por qué. Constantemente. La misma pregunta cada capítulo. ¿Qué está pasando? Avanza con ritmo lento, haciendo preguntas más que ofreciendo respuestas, pero consigue ser original y excéntrica aun partiendo de un cómic que rompió cánones.
Nuestro análisis de la serie Watchmen revela que es una serie exigente con el espectador, que despista al lector de la obra de Alan Moore y que da las pinceladas de información justas para que el recién llegado pueda reconstruir los acontecimientos del 85. El inicio es prometedor, respetando el cómic a la vez que forjando su propia personalidad, aunque, de momento, solo se queda en eso: un inicio prometedor.
¿Resolveremos todos los misterios al final de esta primera temporada? ¿Nos dejará con buen sabor de boca este regreso de los vigilantes de la mano de HBO?
Solo el Dr. Manhattan podría contestar a eso.
Y tú, ¿estás viendo Watchmen? ¿Qué te ha parecido la serie hasta la fecha?
