El cine de ciencia ficción del siglo XX (Tercera parte)

Guerras atómicas, monstruos y extraterrestres

by Windumanoth
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Tras el final de la Guerra Fría y con la llegada del siglo XXI la sociedad se transformó a una velocidad nunca vista hasta entonces. Como ya pasó en décadas anteriores, multitud de hechos históricos y, sobre todo, avances tecnológicos tuvieron su repercusión en todos los ámbitos, desde la economía y la política hasta la cultura, incluyendo una vez más al cine de ciencia ficción.

Mayores presupuestos, nuevos efectos especiales cada vez más logrados y multitud de cambios sucedidos a un ritmo vertiginoso tendrían como resultado una explosión en cuanto al número de ideas que desde los años 2000 convertiría a la ciencia ficción en un género extremadamente prolífico que, sin embargo, hasta ahora no ha perdido ese componente reflexivo y filosófico recordado en las anteriores entregas de este repaso por la historia del género desde sus inicios.

La década de los 2000: nuevas ideas y nuevos enfoques para viejos títulos del cine de ciencia ficción

El nuevo siglo comenzó con cintas que siguieron apostando por algunas de las tendencias predominantes en el cine de  ciencia ficción de los noventa. Uno de los primeros ejemplos es Campo de batalla: la Tierra. Estrenada en España en la primavera del año 2000, la película nos traslada a un año 3000 en el que la civilización ha dejado de existir. Nuestro planeta es un páramo hostil y desolado y en él, una raza alienígena llamada Psychlo se afana en destruir a los últimos humanos. El protagonista, un joven llamado Jonni Tyler tendrá la clave para evitar la derrota. Una de las características más destacadas de esta producción es su duración: prácticamente dos horas en un contexto en el que la mayoría de las películas tenía un metraje de entre 90 y 100 minutos.

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Un año después, en 2001, llegó una de las cintas más icónicas de Steven Spielberg y que hoy podría tener más vigencia que nunca. Se trata de A.I Inteligencia Artificial, un film que nos traslada a un futuro no muy lejano en el que el cambio climático ha hecho estragos a pesar de que se ha alcanzado un desarrollo científico y tecnológico notables. En ese futuro, unos robots llamados Mecas con aspecto totalmente humano tratarán de convivir con una humanidad que rechaza de plano a estas máquinas. El debate de fondo de la cinta se centrará en las emociones, en los límites entre lo humano y lo artificial y cómo en ocasiones las personas pueden tener un comportamiento más frío y hostil que las propias máquinas.

2002 llegó con una de las películas más icónicas que podría encajar dentro del género zombie pero no completamente: 28 días después. Dirigida por Danny Boyle y protagonizada por Cillian Murphy, impactó a la audiencia al mostrar un Londres vacío y desolado en el que los pocos supervivientes deben hacer frente a millones de personas infectadas por un virus de la rabia modificado que se ha extendido por Reino Unido en cuestión de días y cuyo único objetivo es matar. Más tarde, se intentó convertir la película en una saga con el estreno de 28 semanas después, que no tuvo una buena acogida entre el público. No obstante en 2025 se espera que llegue a las carteleras una nueva entrega en la que Murphy volverá a formar parte del elenco.

Los años siguieron pasando y no solo se incrementaron el número de cintas que llegaron a las carteleras sino que también se fueron perfeccionando poco a poco los efectos especiales. En 2004 fue estrenada Alien vs Predator. Esta cinta intentó unir dos sagas de extraterrestres muy populares en los años ochenta: Alien y Predator. En ella, una guerra entre dos especies alienígenas se traslada a la Tierra, donde un equipo de científicos intentará ya no formar parte sino simplemente conocer más sobre ellas tras el hallazgo de unas ruinas. Esta película, que puede considerarse en cierto modo un spin-off tanto de Alien como de Predator, contó con una segunda parte que, al igual que su predecesora, tuvo un desempeño muy tibio en taquilla.

Los primeros años 2000 fueron testigo de la continuación de sagas que en los años 90 ya habían experimentado con otros conceptos más relacionados con la psicología y el propio comportamiento humano pero dentro de la ciencia ficción. Cube, que en algunos ámbitos es considerada una película de culto, se convirtió en una saga con el estreno de Cube 2: Hypercube y Cube Zero. Sin entrar en detalles sobre su recibimiento entre el gran público, sus presupuestos o sus distintos equipos de dirección, la premisa de todas ellas es la misma: una habitación cúbica en la que un grupo de personas son encerradas y cuya supervivencia depende del trabajo en equipo. Al mismo tiempo, tendrán que enfrentarse no solo a la claustrofobia que produce el estar en un espacio cerrado, sino también a lo peor de la condición humana como el miedo, la desconfianza y lo irracional.

La primera década del siglo XXI estuvo marcada por la convivencia entre los distintos subgéneros de la ciencia ficción sin haber un claro dominante. Aquí asistimos al estreno de nuevas entregas de la franquicia Star Wars (Episodios I, II y III) con cintas ya mencionadas como Inteligencia Artificial que también convivirán con films distópicos como Aeon Flux. Estrenada en 2005, esta última cinta está basada en una novela gráfica. 500 años después de que un virus acabara con casi toda la humanidad, los supervivientes viven en una ciudad hiper tecnológica que no obstante, se apoyará sobre un sistema político inestable en el que la lucha entre el gobierno y un grupo rebelde de humanos modificados genéticamente será decisiva para el futuro de lo que queda de humanidad.

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Otras dos de esas apuestas por los futuros en los que todo es sombrío y el ser humano está en decadencia también encontramos Babylon, estrenada en 2008 y que nos lleva a un mundo dominado por teocracias, y también, a una cinta relativamente desconocida protagonizada por Emily Blunt y Christian Bale llamada Equilibrium, de 2002 y que tuvo una mala acogida por críticos y audiencia.

La preocupación por el futuro y el estado del planeta también tuvieron su cabida en esta década, cuando ya se comenzó a hacer más evidente el impacto humano sobre la Tierra. El día de mañana, estrenada en 2004, puso el foco en el cambio climático, con un enfoque más propio del cine de catástrofes y con una buena acogida. También en los años 2000 surgieron nuevas entregas de viejas franquicias que prometían ser un soplo de aire fresco para historias ya conocidas. Uno de los mejores ejemplos de esta afirmación lo encontramos en El Planeta de los simios, estrenada en 2001 y dirigida por Tim Burton.

La década terminaría con el estreno de una de esas películas que entran de lleno en la historia del cine por unas razones u otras. En 2009 se estrenó Avatar. Dirigida por James Cameron, se consideró revolucionaria por muchos aspectos. Por un lado, su enfoque en el que, por primera vez, los seres humanos son los invasores extraterrestres que atacan un mundo lejano para obtener sus recursos. En segundo lugar, Avatar supuso la culminación del desarrollo de multitud de tecnologías utilizadas en el cine y de una serie de efectos especiales. Estas características le sirvieron para batir todos los récords de taquilla hasta la fecha, recaudando más de 2.900 millones de dólares en todo el mundo.

Hasta su llegada, aterrizaron en las salas de cine otros títulos que ejemplifican esa disparidad de temáticas como Doomsday: el día del juicio, perteneciente al subgénero de las pandemias y que en la década siguiente viviría una renovación absoluta, o Las Crónicas de Riddick.

Los 2010: streaming, muchos virus, zombis y una humanidad con un futuro incierto

En las primeras entregas de este artículo se mencionaba que la ciencia ficción nunca ha dejado de explorar distintas fórmulas a pesar de que en distintos momentos predominara un género concreto. En los 2000 este liderazgo de una sola temática se difumina. Sin embargo en los 2010, al menos en su primera mitad, hay un género que destaca por encima del resto y que en los primeros años de la década de 2020 volverá a tener una edad de oro: el subgénero de virus.

Tradicionalmente las historias de zombis se han enmarcado dentro del género de terror. En cambio, desde hace relativamente poco tiempo se le ha dado una perspectiva más “científica” tanto a la hora de mostrar a las personas afectadas o contaminadas con esos patógenos, como a sus orígenes, sus repercusiones y sus características, así como su posible erradicación. La aparición y éxito de la serie The Walking Dead a finales de la década de los 2000 dio como resultado que las productoras cinematográficas apostaran en masa por las películas de los antaño muertos vivientes.

Además hay otro factor determinante en el cine de ciencia ficción de los años 2010: la aparición de las plataformas de streaming. Aunque la mayor parte de estas cintas son de las que podrían agruparse dentro de la “Serie B” o son producciones hechas específicamente para soportes como Netflix, lo cierto es que hay algunas de esas películas que dan el salto a la cartelera y lo hacen con muy buena acogida. Uno de los mejores ejemplos es la surcoreana Train to Busan. Dirigida por Yeon Sang-ho y estrenada en 2016, su premisa es muy simple: virus zombi se escapa de un lugar desconocido y asola Corea del Sur. Los pasajeros de un tren que va de Seúl, la capital surcoreana, a la ciudad de Busan se ven sorprendidos por esta pandemia y deberán enfrentarse a una horda de criaturas asesinas y sedientas de sangre.

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Este boom del género zombi no impidió la llegada de multitud de cintas que, como sucedía en el pasado, exploraban distintos campos. Por un lado podemos encontrar A ciegas, que también encajaría dentro del thriller y el suspense. Estrenada en 2018, se basa en la obra literaria Ensayo sobre la ceguera y en ella, Sandra Bullock deberá sobrevivir junto a sus hijos en un mundo en el que todo el mundo ha perdido la visión por una extraña enfermedad.

Lo extraterrestre no se deja de lado con otra serie de films como After Earth, de 2013 y protagonizada por Will Smith y su hijo Jaden Smith, Al filo del mañana, de 2014 y en la que de nuevo una invasión alienígena amenaza a la humanidad, o una reinvención y también continuación de la saga Alien con Prometheus en 2012 y posteriormente con Alien Covenant en 2017.

En un contexto de crisis económica, política y social, las distopías también se convirtieron en un género muy prolífico en la década de 2010. A la aparición de multitud de obras literarias de este género siguieron sus adaptaciones cinematográficas, algunas de ellas con gran acogida entre públicos juveniles. La saga de Los Juegos del hambre fue una de ellas, seguida de otras como Divergente, que trataba la manipulación genética en humanos, o El Corredor del Laberinto, en el que un virus mortal había acabado con gran parte de la población mundial. Sin embargo, la gran distopía que cerró la década fue Blade Runner 2049, que llegó a las salas en 2017. En ella, Dennis Villeneuve continúa la historia de su predecesora con la misma estética oscura, tétrica, melancólica de la que ya hiciera gala Ridley Scott más de cuatro décadas antes.

Los 2010 también supusieron la reformulación de otros géneros muy longevos como las kaiju eiga de los años 50 o películas de monstruos. Obviando películas taquilleras como Godzilla de 1998, en 2014 asistimos a la creación del Monsterverso con el estreno de Godzilla en 2014, dirigida por Gareth Edwards y que sería el punto de partida de otra saga precedida por Godzilla: rey de los monstruos, y ya en la década de 2020 por Godzilla vs. Kong y Godzilla y Kong: el nuevo imperio. Mientras tanto, en Japón, el famoso kaiju ya llevaba una dilatada trayectoria teniendo prácticamente una nueva película por año desde mediados de la década de los noventa, destacando cintas como Godzilla: final wars, de 2004, o Godzilla: Tokyo S.O.S de 2003 hasta llegar a otras más recientes y estrenadas en Netflix como la trilogía Godzilla: el planeta de los monstruos, de 2017, Godzilla: City of the Edge of Battle, de 2018 y Godzilla: the planet eater de 2019.

En esta categoría merece una mención especial Shin Godzilla. Esta cinta nipona vuelve a la esencia del monstruo japonés original. Estrenada en 2016 y dirigida por Hideaki Anno, se centrará ya no solo en la mítica criatura, sino también en un enfoque más humano destacando cómo los políticos y gobiernos serían incapaces de reaccionar correctamente ante una nueva amenaza.

Los 2020: Asia y el streaming, las nuevas aliadas del cine de ciencia ficción

Con la llegada de las redes sociales y los portales de streaming en 2010, los hábitos de consumo de contenidos audiovisuales sufrieron una transformación. Además, hay otro factor decisivo en este cambio: la pandemia de COVID-19. El cierre de las salas de cine durante meses supuso un incremento sin precedentes de las audiencias de plataformas como Netflix, Prime o HBO. Eso se tradujo en más ingresos para todas ellas y por tanto, en más recursos disponibles para hacer nuevas producciones de todos los géneros, tanto en series como películas.

En este contexto, el género por excelencia vuelve a ser como ya sucedió a principios de 2010, el vírico. Las historias de pandemias vuelven con fuerza y eso se plasma en multitud de películas que a pesar de no llegar a las salas de cine en la mayoría de los casos, consiguen unas audiencias aceptables en los canales a través de las cuáles se emiten.

Sin embargo muchas de ellas dan una vuelta de tuerca a las historias tradicionales, destacando la surcoreana #vivo, que trata de un adolescente encerrado en su cuarto que deberá salir al mundo real a enfrentarse a una horda de criaturas asesinas, o Zom100: cien cosas que quiero hacer antes de convertirme en zombi, una curiosa cinta nipona que, recurriendo a elementos de comedia, cuenta las aventuras de un joven estudiante que tiene una lista de tareas para hacer antes de transformarse.

Tras la pandemia, Asia se consolida definitivamente como polo productor de películas de ciencia ficción, en concreto China, Japón y Corea del Sur. En el caso chino, destacan otras cintas estrenadas en streaming como La Tierra errante, de finales de 2019, que recientemente ha contado con una precuela, o La guerra del futuro de 2022. También en Netflix, y que en su momento fue considerada como una de las mejores películas de ciencia ficción hechas en los últimos años, encontramos No mires arriba de 2021. Con un sobresaliente reparto encabezado por Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Leonardo DiCaprio y Timothee Chalamet. La historia gira en torno a un asteroide que destruirá nuestro planeta mostrando cómo la desinformación, las noticias falsas y los populismos también pueden causar estragos.

Aún con la mayor popularidad de unos subgéneros sobre otros, no se pueden dejar de lado y ahora más aún con el auge de la Inteligencia Artificial y el cambio climático, multitud de películas que abordan estos temas y que han sido estrenadas en los últimos años. Ex machina, estrenada en 2014, antes de la irrupción de la IA en nuestro día a día, o Vesper de 2022 son dos ejemplos.

Por otro lado, es imprescindible terminar con la reanudación de una saga literaria que en el pasado ya tuvo sus adaptaciones al cine. Se trata de Dune y Dune parte dos. (2021 y 2024) Ambas dirigidas por Dennis Villeneuve y con un reparto de talla, han vuelto a dar aire al cine de ciencia ficción, siendo ambas éxitos en taquilla y en la crítica especializada.

cine de ciencia ficción

A lo largo de sus casi 90 años de historia, el cine de ciencia ficción no solo se ha adaptado y ha sido pionero en la inclusión de nuevas técnicas de producción y efectos especiales. También ha sido el catalizador de los pensamientos, miedos y expectativas de la sociedad, empapándose de los acontecimientos del momento. Como hemos visto en esta serie de artículos, cientos de producciones han sido capaces de abordar con audacia una serie de ideas y preguntas que la humanidad se ha estado haciendo desde sus inicios. Por otro lado, sin dejar de lado el componente ficticio, muchas de las películas que han llegado al gran público, independientemente de su éxito, han tenido como objetivo promover la reflexión individual y colectiva, el debate sobre cuál es el rumbo que nos puede esperar en función de las decisiones que la humanidad tome a lo largo del tiempo.

 

Un artículo de Enrique Moraleda

Puedes leer aquí la primera parte y aquí la segunda parte.


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