Título de la obra: Sundial
Autor: Catriona Ward
Traducción: Cristina Macía
Editorial: Alianza Runas
Año de edición: 2023
Extensión: 320 páginas
Encuadernación: Rústica con solapas
PVP: 20.85 € (papel) / 11,39 € (digital)
La aclamada autora de La casa al final de Needless Street o La pequeña Eve vuelve a deleitarnos con una de esas obras en su línea. Es decir, una novela de misterio con un trasfondo sobrenatural. En este caso nos presenta a Rob, una mujer que ha logrado casarse y tener dos hijas a pesar de su infancia problemática. No obstante, una de sus hijas comienza a jugar con huesos de animales y a hablar con siniestros amigos invisibles.
Rob decide entonces llevarse a la pequeña a Sundial, el lugar donde vivió su infancia y donde comenzó su pesadilla. Cree que así los fantasmas desaparecerán. Pero ni la niña ni el lugar se lo van a poner fácil.
Catriona Ward aplica muy bien la fórmula del suspense. Es una maestra creando callejones sin salida, equívocos o guiando al lector hacia giros insospechados. El problema que tiene esta forma de escribir es que es brillante, pero tras haberla aplicada en tres libros, el esquema comienza a verse y sabemos por dónde va a salir.
Eso no quita para que sea una gran novela, porque también es experta a la hora de modelar los personajes y en convertirlos en seres humanos redondos, con volumen, llenos de aristas y problemas. Siempre nos deja con ganas de más, en cuanto a historia se refiere. El tema que aborda es el horror en casa, aquel que no se ve, que permanece siempre detrás de las paredes de la vivienda. Aquel que no se puede contar a los vecinos a pesar de las ojeras, los moratones o los ojos rojos. Y esa forma de violencia es la que más miedo da, al igual que la desestructuración familiar.
En el caso de Sundial, además, y al igual que ocurría con la desolada Escocia de La pequeña Eve, el paisaje se convierte, por derecho propio, en un personaje más. Se trata del desierto de Mojave, alejado de cualquier sitio poblado, lo que sugiere que los protagonistas están atrapados en mitad de una historia agónica. Esa mezcla de una familia de ciudad con las raíces salvajes de todo lo que está por venir añade un elemento cuya comprensión se nos escapa, porque no sabemos por dónde puede salir.

Catriona Ward. Foto Antonio Olmos/The Observer
En cuanto a la narración, combina varios narradores y líneas temporales. Por un lado está la Rob del presente, que tiene una vida familiar relativamente cómoda, se lleva bien con sus vecinos y participa en la comunidad. También está la Rob de entonces, cuando sucedieron todos los traumas que la lastran hasta el día de hoy. Y la voz de Callie, la hija mayor, con la que se marcha a la casa del desierto y que narra el alejamiento de su madre, su forma de encerrarse en sí misma y la sospecha de que esa visita a Sundial la está cambiando para mal.
¿Somos realmente libres o dependemos de los fantasmas del pasado que todavía nos acosan? ¿Hay forma de librarse de ellos? ¿Existe alguna manera de expiar lo que hicimos y lo que nos hicieron? ¿Sirve de algo todo aquel sufrimiento o estamos condenados a repetirlo en las nuevas generaciones?
En resumen, se trata de una novela entretenida, que engancha al lector desde las primeras páginas, pero que en mi opinión no llega a la grandeza de La casa al final de Needless Street.
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