Reseña: El infierno y Texas

by Rocío Tizón
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Título de la obra: El infierno y Texas
Autor: Xavier B. Fernández
Editorial: Ediciones El Transbordador
Año de edición: 2022
Extensión: 156 páginas
Encuadernación: rústica con solapas
PVP: 16€ (papel) 4,90€ (digital)


Hubo una época, en los felices años 20, en la que se produjo una enorme proliferación de revistas pulp. El término hacía referencia al material con que estaban hechas: pulpa de papel. Por eso su coste era barato, de apenas unos centavos, y lo convertía en un producto que podían permitirse los obreros que regresaban a su casas después de trabajar y que solo buscaban distracción fácil.

Aunque pueda parecer que tras esa portada, que solía mostrar a una señorita ligera de ropa atacada por un monstruo, había historias de mala calidad, lo cierto es que fueron el trampolín para escritores de la talla de H.P. Lovecraft, Clark Ashton Smith o Robert E. Howard, por citar al trío más importante. Pero con el tiempo hubo otros, como Ray Bradbury, Ramsey Campbell o Robert Bloch.

La literatura pulp pasó entonces a ser considerada un género en sí mismo, aunque fue bastante denostada antes de que los críticos se dieran cuenta de que eran historias con valor literario, en las que primaba la acción trepidante sobre la atmósfera, creando relatos que dejaban sin aliento al lector (llamados love and thunder antes de la película de Thor).

El infierno y Texas

En El infierno y Texas, Xavier B. Fernández recupera con éxito ese espíritu de revistas como Weird Tales, Astounding Stories, Wonder Stories, etc, donde lo más importante era entretener a un lector cansado que no quería que le hicieran pensar demasiado. El héroe se enfrentaba a todo tipo de peligros y siempre salía victorioso. Solía ser un tipo carismático, extraño o diferente al resto, con un trasfondo trágico a la espalda (pensemos en Conan), que trabajaba solo y que tenía una personalidad muy marcada. Y así nace el héroe de esta novela: Valdemar Veracruz, pistolero sediento de venganza que recorre Texas buscando a sus presas. Parco en palabras, con un guardapolvo negro y con el rasgo de llevar una pistola de plata, Valdemar se acerca mucho al Clint Eastwood de las obras de Sergio Leone. También a las novelitas de Marcial Lafuente Estefanía, que dio con un esquema que repetía en cada aventura y logró vender muchísimas de sus aventuras a un público que solo quería disfrutar, no pensar, en una época en la que no se distinguía entre alta y baja literatura ni entre géneros mayores o menores, como ahora.

Cada uno de los capítulos del El infierno y Texas es como una pequeña aventura en sí misma. Sigue a la perfección el esquema de dejar la acción en un punto álgido (o cliffhanger, como dicen ahora los creadores de series) y enfrentar a su personaje con criaturas que cada vez son más terribles. Los vampiros en el desierto no son nuevos, nos los descubrieron John Carpenter y Quentin Tarantino/ Robert Rodríguez. Pero la mezcla de vampiros y criaturas sacadas del universo de Lovecraft, sí. Y claro, como en toda novela del oeste que se precie, no podemos olvidarnos de los indios, que suelen aparecer para bien o para mal, pero que en este caso tienen también algo que decir.

El infierno y Texas

Xavier B. Fernández

Mención aparte merece el pueblo de Transilvania, ubicado en el corazón de Texas, cerca de la frontera con México, un pueblo en el que casi nadie se detiene a no ser que esté obligado a hacerlo y en el que sobrevive poca gente. Pero eso sí, aquellos que viven allí son los arquetipos y personajes recurrentes de toda película del oeste que se precie: el dueño del saloon, con su whisky y su comida apestosa; el enterrador, una de las mejores figuras, dispuesta siempre a esperar a que acabara un duelo para hacer negocio, y que a veces se ponía a medir al contrincante antes de que se enfrentara al otro. También al sheriff abusón, que está ahí porque le han puesto y porque desempeña un papel relevante para alguien, para el dueño real del pueblo, que vive a dos horas de distancia y a cuya mansión nadie se acerca. Un pueblo maldito en el que no hay ninguna mujer, solo el joven Ismael, encargado de las caballerizas y que ayudará a Valdemar Veracruz y a otros que se alían con él para descubrir la horrorosa verdad que subyace bajo este pueblo fundado por ovejeros rumanos y que ahora parece estar atrayendo el mal de los alrededores.

El infierno y Texas es un libro que se disfruta, con los tópicos, los guiños, las referencias al oeste y al terror, con la forma de hablar de los personajes, tan auténtica que nos parece estar metidos de verdad en una novela del oeste. Pero como en todos los pueblos en los que no quieren forasteros, las cosas no son lo que parecen y los secretos de Transilvania lucharán por seguir ocultos. Solo siguiendo a Valdemar estaremos seguros frente al Mal que asola esas tierras.

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