Título de la obra: NOS4A2
Autor: Joe Hill
Editorial: Nocturna
Traducción: Laura Vidal
Año de edición: 2019
Extensión: 808 páginas
Encuadernación: rústica
PVP: 21€ (papel)
Con NOS4A2, Joe Hill recoge el testigo como narrador de su padre, Stephen King y nos adentra en una pesadilla que bien podría haber nacido de su pluma. La historia podría formar parte de esa época brillante de King en la que escribió algunas de sus mejores obras, ya que no tiene nada que envidiar a clásicos como El Resplandor, IT o El Misterio de Salem’s Lot.
De hecho, para aquellos lectores familiarizados con la obra de su padre, NOS4A2 tiene claras referencias a todo ese mundo creado por King. Y no me refiero a referencias claras a sucesos y personajes de sus libros, que las hay, sino que toda la historia enlaza de alguna manera con esos mundos oníricos de King. Charles Talent Manx III, el antagonista principal, y Victoria McQueen, nuestra anti-heroína particular, se adentran a lomos de sus vehículos en eso que King llama «Territorios», para contarnos una historia sobre realidades paralelas.
A pesar de todo, la de Hill es una historia muy personal. Parte cuento de Navidad, parte historia de vampiros y parte novela sobre el paso de la infancia a la madurez y sobre todo lo que perdemos por el camino. NOS4A2 no está exenta de otros temas habituales en la narrativa de terror, pues habla sobre la soledad, el abandono, los sacrificios y, por supuesto, de la oscuridad humana. Sobre todo de la oscuridad humana, aunque mejor sería hablar de «oscuridades», ya que entre sus páginas encontramos muchos tipos de maldad y no siempre son viscerales y sangrientos.
Algunas veces solo huelen a pan de jengibre.
Joe Hill, con Charles Talent Manx III y su Rolls-Royce Espectro, ha creado un villano potente. Casi como si desde un primer momento se hubiese imaginado su novela proyectada en la pantalla. Todo en Manx y su coche resulta ominoso y visual, desde su aspecto siniestro y, a la vez agradable, hasta su historia, que nunca se nos acaba de desvelar completamente, pero de la que vamos viendo retazos a medida que avanza la novela. Manx se presenta casi como el prototipo vampírico, un hombre anciano, muy delgado y alto, vestido con un largo abrigo de color oscuro, con el cráneo pelado y los ojos hundidos, pero no se queda ahí, pues a medida que avanza la historia, vemos como su aspecto va cambiando. Hill toma lo mejor de la iconografía y del estilo de su padre y nos presenta un villano sólido, intrigante, divertido a ratos y peligroso. Es casi una mezcla de Kurt Barlow y Annie Wilkes.
Victoria McQueen como protagonista cumple con los estándares del terror, una chica solitaria, que no encaja en el mundo que la rodea y que descubre que tiene un poder único: cuando monta en su bici es capaz de encontrar cualquier cosa. Para ello, atraviesa el viejo puente del Atajo y aparece en los lugares más extraños y lejanos. Inevitablemente, su puente la lleva a cruzarse en el camino de Manx, cuyo Rolls Royce Espectro también es capaz de abandonar nuestra realidad para recorrer las carreteras que llevan a Christmasland, un lugar de diversión eterna al que lleva a los niños que recoge con su coche para mantenerlos a salvo de sus padres y que nunca más sepan lo que es el sufrimiento.
Como en una buena peli de acción, Manx y McQueen se enfrentarán una y otra vez, hasta que Wayne, el hijo de Victoria, sea raptado por Manx y su socio, El Hombre de la Máscara de Gas. A partir de este momento, se desata una increíble persecución a través de nuestra realidad y de las extrañas carreteras que llevan a Christmasland, sobre la que vigila siempre una luna con la cara de Manx.
La novela atrapa por muchos motivos. El primero es el ritmo narrativo de Hill que recuerda al del Stephen King de los 80. El segundo, son sus protagonistas, tanto Manx como McQueen evolucionan a lo largo de la novela, aunque es ella la que muestra un cambio más notable. Este paso de la infancia y la adolescencia a la madurez, la conversión en madre y, al final, en guerrera es lo que realmente llama la atención de esta novela y obliga al lector a pasar página tras página, esperando el momento en el que por fin, Vic y Charlie se encuentren en las nevadas calles de Christmasland.
Hacia el final, NOS4A2 se convierte en un terrorífico road trip, casi al estilo de clásicos del western como Valor de ley o la más reciente Comanchería. Pero en el fondo, no deja de ser una novela sobre la familia, sobre crecer y enfrentarse a los miedos y, sobre todo, es una novela sobre el poder de la imaginación y sobre cómo esta puede abrir caminos insospechados.