
Damian McCarthy, director de ‘Oddity’, película de terror estrenada en Sitges.
Pese a no haber conseguido ningún premio, en la atmósfera de la todavía reciente 57ª edición del Festival de Sitges se percibió que Oddity (2024) ha gustado entre los espectadores. A poco tiempo de su estreno en España (22 de noviembre), accedimos a una entrevista con su director, el irlandés Damian McCarthy, quien de momento ya ha conquistado uno de los baluartes más complicados del terror actual: la originalidad.
Su película posee retazos de goticismo, cine de fantasmas, brujas, slasher e incluso así ha conseguido una identidad muy personal. ¿Cómo fue el proceso de mezclar todos esos conceptos?
Sí, efectivamente. ¿Sabes por qué? En un principio imaginé todos esos conceptos como premisas para filmar cortos independientes, pero al final decidí unificarlos en un solo film de noventa minutos. De una forma u otra, para mí lo más importante es que mi historia fuera coherente. Al cocktail también incluí algunas dosis de thriller, porque me interesaba sembrar dudas en el público sobre el verdadero culpable de los acontecimientos. Creo que en cómputos generales hemos conseguido las metas que nos propusimos en un principio.
Oddity posee una atmósfera tan marcada que consigue adherirse a cada fotograma. Sin embargo, también hay imágenes espeluznantes que se quedan grabadas para siempre. Explíquenos cómo gestionó esos valles y esos picos de terror.
Hace muchos años leí una entrevista a Sam Raimi donde él explicaba que el cine de terror debía buscar un equilibrio entre la sugestión (esto se consigue evitando explicar ciertos aspectos relativos al guion, a través de muertes fuera de plano, o tal vez mediante monstruos que nunca aparecen en pantalla) y la explicitud de fotogramas que sí requerían su visionado. En el primer caso el espectador es quien termina de construir las imágenes en su cabeza de forma individual, lo cual puede resultar terrorífico; pero en ocasiones es indispensable la inclusión de escenas impactantes para que el público las tenga en la cabeza cuando apagan la luz y se disponen a dormir. He tenido muy en mente aquella entrevista a la hora de rodar esta película, en un intento de buscar el balance perfecto en ese sentido.

El estimulante tenebrismo de la gran casa donde se desarrollan parte de los acontecimientos es esencial para el film.
Al hilo de lo anterior, ¿cuánto tiempo estuvo pensando en excluir o introducir definitivamente el último fotograma del film?
Si te refieres a la última secuencia del timbre, está relacionado con lo que hemos hablado en la anterior pregunta. Aquí me decidí a mostrar en vez de no mostrar. Quizá podría haber adelantado unos segundos antes el fundido en negro y proceder a los títulos de crédito, pero me pareció adecuado ofrecer un poquito más de información.
Otra decisión arriesgada que ha salido bien es la poca cantidad de escenarios (castillo, manicomio y anticuario) que aparecen en el film. ¿Ha sido algo consciente o eventual?
Ha sido una decisión plenamente consciente. Estaba muy contento con el peso del argumento principal y pensaba que tres localizaciones (y qué localizaciones) eran más que suficientes. Así conseguí entretejer una atmósfera opresiva, a veces angustiosa, cuando no directamente claustrofóbica. Respecto al castillo, allí construimos los escenarios de Caveat, una de mis anteriores películas, y siempre pensé que sería un espacio magnífico para desarrollar una historia de terror.
¿Existe algún miedo personal que hayas introducido en el film?
Realmente nunca me había detenido a pensar esto. Si me pongo a reflexionar, quizá el miedo más presente en la película sea el que genera la duda, que se puede apreciar claramente en el prólogo de la historia. También podemos aplicar esa duda a otro nivel, pues muchos de los personajes del film eran en un principio escépticos ante lo sobrenatural, pero llegados a un punto empiezan a cuestionarse ese punto de vista.
Como sucede muchas veces en el J-Horror (cine de terror japonés) usted utiliza elementos tecnológicos como vías de aparición espectral. También observo ciertos paralelismos con La historia de fantasmas de Yotsuya (Nobuo Nakagawa, 1959). ¿Conoce este tipo de cine?
Espera, esto me parece increíble, porque nadie me había relacionado con el J-Horror, pero da la casualidad de que es una de mis principales influencias. Quizá no se aprecie tanto en mi estilo y sin embargo actúa desde un lugar más inconsciente. Me encanta el terror japonés y pienso que Ringu, de Hideo Nakata, es una de las películas más terroríficas de la historia del cine. Es magistral su gestión del ritmo narrativo in crescendo, con el culmen del fantasma irrumpiendo desde la televisión. En cuanto a La historia de fantasmas de Yotsuya, me la apunto.
Todo el cast ha estado a gran altura, pero personalmente me ha sorprendido la versatilidad de Gwilym Lee.
Carolyn Bracken ejecuta un papel doble (gemelas Odello), aunque personalmente pienso que Gwilym también lo hace. De una parte, tenemos a un hombre aparentemente afligido por la pérdida, focalizado en el trabajo, pero también es alguien misterioso y con muchos secretos que ocultar. La cuestión interesante aquí es que Gwilym Lee no es fan del terror y apenas había consumido este tipo de cine. Con el objetivo de ayudar a paliar esa carencia le facilité una lista de personajes de películas de terror con los que podía inspirarse (El Resplandor, American Psycho, El último escalón), y el resultado no pudo ser mejor.

El actor Gwilym Lee.
¿Explique cómo se desarrolló el diseño del hombre de madera que aparece en el film? ¿Es de madera por algún motivo en concreto?
Trabajé con un diseñador, llamado Paul McDonald, en Irlanda. La única instrucción que le di fue que el hombre de madera debería tener una expresión de grito en la cara, lo cual me permitiría jugar con el diseño de sonido en posproducción. Lo sorprendente de esta colaboración es que se resolvió por Zoom y pude ver cómo el hombre de madera se construía en directo, delante de mis ojos, en apenas dos horas. En cuanto al material, el hecho de que sea de madera bebe de las fuentes del Folk Horror; también quería vincularlo con la tierra, la brujería y el paganismo.
Otra película irlandesa de terror…
Soy irlandés y tiro de las influencias de mi país. Es decir, me nutro de todo el folclore y las historias que conozco desde pequeño. Últimamente estamos asistiendo a un boom del terror irlandés, del que me siento orgulloso al formar parte. Ahí están compañeros como Lorcan Finnegan (Without Name, 2016), Kate Dolan (You are not my Mother, 2021), Billy O´Brien (I Am not a Serial Killer, 2016) o Lee Cronin (The Hole in the Ground, 2019).
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