El argentino Demián Rugna es el director de la película ganadora de la 56 Edición del Festival de Sitges. En el momento de realizar la siguiente entrevista el premio aún no se había concedido, pero quisimos estar con él porque su talento ya nos llamaba la atención desde hace años. Lo acompañaba el buen actor Ezequiel Rodríguez, protagonista principal de Cuando acecha la maldad. Estando con ellos tuve la impresión de conocerlos, casi como si fueran viejas amistades, tal vez por su cálida cercanía y su voluntad de conversar. No solo de contestar las preguntas.
Aterrados probablemente esté entre las mejores películas de terror del s. XXI. Una de las secuencias cumbre es la del niño muerto sentado en aquella sala. Por favor, hábleme de este fragmento. ¿Qué le inspiro a hacer esto?
Demián Rugna: Lo que me llevó a imaginar esa escena paradójicamente no está relacionado directamente con niños muertos ni nada por el estilo. Hace unos años estaba grabando un cortometraje muy casero en el que se iba a utilizar un revólver que me prestaron. Supuestamente esa pistola no disparaba, pero cuando la manipulé para limpiarla se me escapó un tiro dentro de mi propia casa y atravesó la puerta que justo tenía enfrente. Todo quedó en un susto, pero por la noche me quedé dándole vueltas. Pensé que podía haber baleado a mi cuñado, que suele estar trabajando al otro lado de esa puerta. Si eso hubiera pasado podría haber reaccionado yéndome de la casa, bloqueado por el shock. ¿Y si mi hermana hubiera llegado y lo encontrase muerto, sentado en su lugar de trabajo? Parecería una criatura que vuelve a su lugar cotidiano. Son las estupideces que a veces pensamos los creadores pero que después acaban en una película de terror.
Qué se sabe sobre el proyecto de Terriefied (remake estadounidense de Aterrados).
La productora (Searchlight Pictures) me dio mucha libertad, si bien el proceso de trabajo fue particular. Tuve que coordinarme con un guionista y eso no es lo común en mí. Intenté orientarlo sin que se fueran mucho de la historia original, aunque querían ahondar en el mundo interior de cada personaje y sobre explicar la trama. Yo no estaba de acuerdo, más bien buscaba dejar incógnitas adrede. Después la película quedó trunca, nos sobrevino la pandemia haciendo el último draft y no se terminó haciendo. Si dios quiere se va a acabar rodando con otra productora de acá al año que viene, pero todavía no hay guion. Así que veremos cómo se da el nuevo proceso.
Esta va para Ezequiel. ¿Cómo le ha enriquecido actuar en una película tan abrupta como Cuando acecha la maldad?
Ezequiel Rodríguez: Cuando te toca en suerte interpretar un rol como este, rápidamente uno se da cuenta de que está lleno de matices. Es una hipérbole de sensaciones, donde me transformé en un personaje que nunca había imaginado. Recién comencé a trabajar con Demián me dejó claro que tenía márgenes de maniobra, pero que sabía perfectamente lo que no quería de mí. Eso me ayudó mucho a soltarme. No sé asegurarte racionalmente hasta qué punto me ha cambiado. Lo que sí puedo decir es que ha ampliado mis límites como intérprete.
Demián, usted escribe los guiones de sus películas. Si lo comparamos con el de director ¿Cree que el rol de guionista está infravalorado por la industria y el público en general?
Sí, pienso de esa forma. La importancia del guionista es, sin embargo, básica en la industria. De hecho, yo no dirijo si no escribo. Es un requisito del que rara vez podré prescindir. Es mi estilo, es mi marca. Entonces, te digo desde ya que lo más importante en una película para mí no es el director, sino el guion. Si el texto no está bien es muy difícil que un actor o un director te salven una película. Desde mi punto de vista es el guion lo que hace que el actor se despliegue, que el director se luzca. Desde luego tenemos ejemplos de lo contrario, pero si el guion es bueno ya te garantiza que la película va a funcionar.
Habladme del tratamiento de las figuras infantiles en el cine de Demián Rugna.
Demián Rugna: Yo no tengo hijos. Igual entiendo que pueden pasar de ser la cosa más sagrada del mundo, de hacerte tocar el cielo, a desquiciarte y robarte parte de tu libertad. Esa dualidad me interesa. El hecho de que algo tan tierno, tan hermoso, que te ha hecho trascender tanto, pueda convertirse en tu peor pesadilla, seguro está latente en mi cine. Por otro lado, en mis historias los niños son instrumentos de la maldad, del demonio, porque son más fáciles de convencer. Me imagino la imagen del angelito y el diablo intentando convencer a los pibes. Pues en este caso el angelito se murió. Ya no está más.
Ezequiel Rodríguez: Además, pueden ser muy crueles los pibes. Son pequeños dictadores, chantajean emocionalmente. Yo tampoco soy padre. Es algo que tengo en común con Demián. Pero de seguro los dos fuimos niños. Y recuerdo cómo detentaba el poder en mi casa, tanto por encima de mi padre, quien traía el sustento y nos alimentaba, como de mi madre, una mujer abnegada cuyo esfuerzo tardé demasiados años en valorar.
En Cuando acecha la maldad aparecen “los embichados” una pintoresca forma de entender las posesiones demoniacas. Doy por hecho que ese mito lo ha creado usted.
Sí, en efecto, has dado en el clavo. En otros festivales dieron por hecho que el embichado forma parte de la mitología argentina o sudamericana, pero no. Lo he creado yo para la película. En Argentina hay mucha extensión de territorio y los cultivos son importantes. Si una parte de la cosecha se pudre, rápidamente contamina al resto y eso me abrió la mente para un nuevo concepto de posesión demoniaca.
Es usted un Maestro del Terror. Como tal, le pregunto qué piensa sobre la nueva corriente conocida como Elevated Horror.
Ezequiel Rodríguez: Yo no lo había escuchado.
Demián Rugna: Sí, es un concepto polémico. Te puedo decir que la definición no me gusta porque a mí me fascinan las películas de terror, sin más bola. Denota la necesidad de estratificar y de catalogar. Es como si ese tipo de películas fueran aptas para otro tipo de público, aquellos que quizá no son tan fans del género, pero a cambio aprecian el lado más artístico. También sirve para vender el proyecto a las productoras. El terror elevado ha nacido como término hace unos años, y sin embargo yo creo que el cine de David Cronenberg hace treinta años ya podía definirse de la misma manera. Capaz se haya creado ese concepto para vender el producto de mejor forma a gran parte de la crítica. Al final del día, todas son películas.
¿Cuáles son sus referentes fundamentales dentro del género de terror?
Ezequiel Rodríguez: Ari Aster me gusta. Y pese a haber trabajado ya en varios proyectos de terror y de haber pisado el acelerador interpretando esos roles, me tengo que quedar con Demián. Lo mismo parezco un chupamedias. Cuando vi Aterrados pensé que estaba en las mejores manos posibles.
Demián Rugna: Yo soy más vintage, ochentoso si quieres. A mí me va la onda de Peter Jackson, Sam Raimi (me encanta su locura) y John Carpenter. Soy incapaz de escapar de estos clásicos atemporales. Más tarde me fascinaron los planteamientos visuales de Guillermo del Toro.
Entonces, si hay segunda temporada de El Gabinete de curiosidades, quizá podrías rodar algún capítulo.
(Risas) Ya le dije al productor (Guillermo del Toro). Estuve hablando con él la última vez sobre el tema.
Maradona o Messi.
(Risas de ambos) Demián Rugna: El mejor de todos fue el Turu Flores, que jugó acá en Las Palmas y Deportivo de la Coruña (risas de nuevo). Ehhhh… no puedo. Es muy difícil porque Maradona representa el corazón de los argentinos. De él me apasionaban su rebeldía y su forma de vivir. Era un enamorado de Argentina. Pero Messi es realmente el mejor jugador de la historia.
Ezequiel Rodríguez: ¿Sí? ¿En serio?
Demián Rugna: Sí, pero la complicación viene porque los argentinos no involucramos solo lo futbolístico. Por resultados, Messi es incomparable. También es verdad que la mejor época goleadora de Maradona fue en Argentinos Juniors y de eso apenas hay registro en ningún sitio. La cobertura de los partidos era muy precaria en aquella época.

Con Ezequiel Rodríguez y Demián Rugna.
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