El pasado 15 de mayo se estrenó la quinta y última temporada de She-Ra y las Princesas del Poder en Netflix, un remake de la tradicional serie de los años 80 que narra la lucha de la Rebelión, encabezada por She-Ra, Arco y Destello, contra la Horda, que se encuentra al mando del malvado Hordak.
Han pasado algo más de treinta años desde el estreno de la She-Ra original (1985-1987) hasta la She-Ra actual (2018-2020) y, aunque la base de la serie se mantiene intacta, son muchos los cambios que se pueden ver tanto en la propia ficción como en el personaje de la princesa del poder, que ha pasado de ser completamente perfecta en todos los sentidos a ser una mujer con inseguridades, miedos y dudas que puede hacer que el público se identifique mucho más con ella que con la anterior.

She-Ra clásica.
Ambas versiones de la serie parten de la misma premisa: la Horda, bajo las órdenes de Hordak, quiere destruir Etheria para hacerse con todo el poder y dominar el mundo, siendo She-Ra la única persona capaz de acabar con él. Esta lidera la denominada Rebelión, que pretende restaurar la paz en Etheria.
UNA SERIE MÁS ADULTA
Sin embargo, la forma de abordar la historia es bastante distinta. Uno de los aspectos que más llama la atención al ver la serie original por primera vez es que esta tiene un enfoque más infantil que la actual, que aunque también está dirigida a un público joven, puede ser disfrutada más fácilmente por un público más adulto. Además, en este remake la historia está llena de acción y de situaciones más complejas y dramáticas que también se acercan más al espectador joven.
Una de estas premisas más profundas es la base de esta nueva versión que es el hecho de que Adora hace un cambio de vida cuando, perteneciendo a los enemigos, a la Horda, se pasa a la Rebelión al descubrir que en realidad ella es She-Ra, algo que desconoce por completo. El camino que Adora sigue para ir descubriéndose a sí misma como She-Ra y para averiguar cómo manejar su espada y sus poderes, es una novedad de esta versión que no solo ayuda al espectador a identificarse más con ella al mostrarse más humana sino que también le da un toque más completo que la versión original.
UNA SHE-RA MÁS VULNERABLE
Más allá de todo esto, el personaje de She-Ra cambia bastante con respecto a la versión de los años 80. Si se ve un capítulo de la She-Ra original, el espectador verá a una princesa que desprende perfección por todas partes y en todos los sentidos, no tiene miedo, apenas se equivoca, es casi un personaje idílico, inalcanzable. Sin embargo, si uno ve un capítulo de esta nueva versión, captará la esencia de la She-Ra original en su continua intención de ayudar a todo el mundo y en su idea del trabajo en equipo, pero encontrará a un personaje más humano.
She-Ra y Adora apenas se diferencian en la serie de los años 80 y, en el remake, Adora muestra un lado vulnerable, de indecisión, de temor y con posibilidad de equivocarse que no se ve apenas en la original. Algo que queda también bastante patente en el fuerte peso que le dan al valor de la amistad en la serie. Esa idea de llegar a arriesgar su vida con tal de poder salvar a sus amigos que vemos en varios episodios de la serie de Netflix. Ese mismo valor también es importante en la original, sin embargo, no se nota ese grado de riesgo, o incluso de empatía, en ese aspecto como en la actual. Se podría decir quizá que se trata de una forma menos profunda.
Por último, cabe destacar la intención de Netflix de adaptar la serie a la actualidad introduciendo a personajes LGTBI. Así, los vemos representados en los padres de Arco o en la relación entre las princesas Reda y Girela. Y, fundamentalmente, en las protagonistas: She-Ra/Adora y Gatia. En la serie original, Adora/She-Ra tenía como pareja al capitán Sea Hawk.
En definitiva, tanto el personaje de She-ra como la serie han evolucionado bastante en estos casi treinta años intentando adaptarse a los tiempos actuales y quitándose el factor enteramente infantil para pasar a buscar un público más juvenil, más adulto, que presencie situaciones más complejas, reales y profundas que incluso le hagan sentirse identificado con los personajes, en especial con Adora en ese camino que recorre para conocerse a sí misma.
Así es como se ha pasado de esa She-Ra perfecta, casi inalcanzable, a una She-Ra llena de dudas, pero más realista. Aunque hay algo que no ha cambiado, las ganas del personaje de luchar por el bien y de transmitir al espectador el mensaje de que perfecta o no, lo importante es no rendirse nunca ante las adversidades.
Un artículo de Marta Arranz
1 comment
Me encanta la nueva versión es mas humana he íntima, permite que los personajes se equivoquen y se tiene una excelente evolución, para finalizar con el beso de Adora y Catra uyyyy fue fantástico