El primer tomo de Promethea es una oda a la imaginación, una obra que aúna Sandman, American Gods y Fábulas desde la particular visión del brujo de Northampton, Alan Moore. Comenzó a publicarse por grapas en agosto de 1999 y acumuló unos cuantos premios Eisner hasta abril de 2005, con la salida de su último número.
Pero en 1999 no solo empieza la historia de Promethea y sus autores, también la de Sophie Bangs, una chica delgaducha y estudiosa que resulta ser algo más que una universitaria aficionada a las leyendas.
EL ARGUMENTO DE PROMETHEA
¿Quién es Sophie Bangs? ¿Es esta joven la gran Promethea? No parece gran cosa, así descrita, pero lo cierto es que no hay nada mejor que ser estudiosa y aficionada a las historias para convertirse en Promethea. Porque Promethea no es una heroína, ni un ángel, ni una diosa. Promethea es mucho más que eso. Una amalgama de ideas, un imaginario colectivo. La portada de un cómic de los cincuenta, el poema garabateado en la mesa de un bar. El libro que nunca se escribía, el sueño de un soldado asustado en una trinchera de la Primera Guerra Mundial.
Promethea no es tanto la historia (el «qué») sino la forma (el «cómo»). Mejor que te destripen la trama a que veas demasiadas viñetas. Porque si reducimos el cómic a su guion, nos encontraremos únicamente con una universitaria que se transforma en una deidad (o una idea, o un mito, o una fantasía) para combatir los males que acechan este Nueva York ucrónico de 1999. Y esta obra no se ha concebido para eso.
Los humanos son anfibios, Sophie. Eso significa que viven en dos mundos a la vez: materia y mente…
Quizá el camino más acertado sea olvidarse de la trama para dejarse llevar. Porque leer Promethea es un viaje. Un viaje por la historia de la humanidad, los misterios de la magia, el poder de la imaginación y los secretos del plano de la inmateria.
LA CREATIVIDAD Y EL METALENGUAJE
Alan Moore, autor de obras como Watchmen, From Hell y Jerusalén, y el dibujante J.H. Williams III, dibujante de Sandman: Obertura, despliegan toda su creatividad en este cómic. La composición de las viñetas es original e intrincada, y requiere la lectura de un ojo atento. Ambos autores unen fuerzas para rendir homenaje a la imaginación que encarna Promethea. Promethea y Promethea, porque tanto personaje como cómic representan el mismo corazón de las historias.
Cada página es una obra de arte. Guion, idea y dibujo experimentan y fluyen entre sí para transmitir un concepto que trasciende más allá de Promethea y Sophie Bangs. Alan Moore y J.H. Williams III nos hablan del universo desde una mirada mística y filosófica.
Y a esta tarea se unieron el entintador Mick Gray, el colorista Jeromy Cox y el artista José Villarrubia (cuya entrevista podéis leer en nuestro número 11) a quienes también debemos la excelencia visual de esta exhibición de paisajes oníricos e ideas hechas viñeta. Ideas literales, sin fraguar. Este es el mundo de la inmateria, recordemos. Si Promethea fuera un videojuego, el procesador de la consola colapsaría con tantos elementos y partículas en escena.
LA EDICIÓN DE ECC COMICS
La nueva edición de ECC Ediciones, con tapa dura y un mayor tamaño de página, incluye algunos borradores muy interesantes para cualquier seguidor del meticuloso autor de Northampton, que indicaba detalladamente el color de las vestimentas y los escenarios a Eddie Campbell para el dibujo de From Hell (si la habéis leído, sabréis que está en blanco y negro).
No hemos visto la edición anterior, ya descatalogada, pero estamos seguros de que el mayor tamaño de la página sienta de maravilla a la imaginería de J.H. Williams III.
Pero mucha gente solo se fija en ese mundo sólido que se le ha enseñado a creer que es más real mientras a su alrededor crujen glaciares de diamante y truenan volcanes estelares.
PROMETHEA: CONCLUSIONES
Decíamos al comienzo que Promethea es una oda a la imaginación, pero más correcto sería decir que es una oda a la imaginación en sí misma: en concepto, en guion, en dibujo y en estructura. Todo se entremezcla con armonía, va más allá de las historias. Quizá sea tan difícil de explicar porque fue concebido para ser experimentado, no entendido. Desde luego, en Windumanoth esperamos con ganas su desenlace en los tomos 2 y 3 de esta edición deluxe.