Reseña: Ángeles rotos, de Richard Morgan

by Daniel Izur
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Ángeles rotosTítulo: Ángeles rotos
Autor: Richard Morgan
Traductora: Juanma Barranquero
Editorial: Gigamesh
Año de edición: 2020
Encuadernación: Tapa dura
Extensión: 688 páginas
Precio: 28 €

 


Takeshi Kovacs ha colgado la gabardina de detective para lucir un nuevo uniforme —y funda— militar. Las luces de neón y el humo de los cigarrillos dan paso a las armas inteligentes de destrucción masiva y el misterio de una antigua civilización alienígena. Ángeles rotos, de Richard Morgan, nos narra la segunda aventura de Takeshi Kovacs en un entorno muy diferente al de Carbono modificado manteniendo el espíritu definido en la primera parte.

Resulta así Ángeles rotos todo un soplo de aire fresco después de la lectura de Carbono modificado —que no es esencial para esta segunda parte, aunque sí recomendable—. Nos alejamos de la Tierra, del cyberpunk y de la novela negra. Los dilemas dados por la diferencia de clases y la relación entre el humano y la máquina propios del cyberpunk quedan sepultados por los estragos de la guerra, el lado oscuro de la revolución y el maquiavelismo de las megacorporaciones.

La colonización del espacio será capitalista.

Los escenarios grandes y abiertos, y los militares agotados de tanto apretar el gatillo sustituyen el urbanismo y la figura del detective rudo y solitario de Carbono modificado. Richard Morgan deja claro que el universo de las pilas corticales y la «muerte real» tiene muchas historias que contar. Ángeles rotos

Takeshi Kovacs, unos treinta años subjetivos —y a unos cuantos más años luz del lugar donde lo conocimos— tras su paso por la Tierra y la investigación del asesinato de Laurens Bancroft, se suma al Cuño de Carrera como mercenario para aplacar la rebelión liderada por Kemp en Sanción IV. En Carbono modificado, Richard Morgan se centraba en el mayor descubrimiento de la humanidad: las pilas corticales, que digitalizan y almacenan la mente humana en un dispositivo de memoria ubicado al final de la columna vertebral. Ahora, en Ángeles rotos, se centra en el segundo mayor descubrimiento de la historia de la humanidad: las ruinas de una antigua civilización de origen desconocido en Marte.

ÁNGELES ROTOS: LA CIVILIZACIÓN MARCIANA

A falta de conocer más sobre ellos y, por tanto, de un gentilicio más apropiado, los humanos bautizaron a los miembros de esta civilización como marcianos. En Ángeles rotos descubrimos que la galaxia está mínimamente colonizada por los humanos —unos treinta planetas— y que el logro, en parte, se debe a las cartas de astrogación halladas en las ciudades abandonadas de esta especie extraterrestre.

Sentido común para el vulgo, y ya no hacía falta enseñarles nada más. ¿Y si la ética marciana prohibía el reenfundado? ¿Se te ha ocurrido pensarlo? ¿Y si la muerte demostraba que uno no era digno de seguir viviendo? ¿Que, aunque pudiesen traerte de vuelta, no tenías derecho?

La humanidad consiguió expandirse más allá del Sistema Solar y terraformar los planetas que antaño pertenecieron a los marcianos, pero… ¿A dónde fueron ellos? ¿Qué ocurrió?

Aquí es donde entran en juego Takeshi Kovacs, Tanya Wardani, Jan Schneider y Matthias Hand. El equipo, financiado por la empresa Mandrake, planea abrir un portal construido por los marcianos milenios atrás. El mayor hallazgo arqueológico de la historia. Atravesar el agujero de gusano significaría un gran paso para la humanidad y, sobre todo, montones de dinero para Mandrake.

Pero, como dice la arqueóloga Tanya Wardani, los humanos saben muy poco sobre los marcianos. Apenas comprenden su tecnología, no interpretan correctamente su lengua y desconocen por completo cómo pensaban, cómo era su cultura. Y ahí está el gran acierto de Richard Morgan, que huye del antropocentrismo para dar cabida al misterio y al misticismo. ¿Quiénes eran realmente los marcianos? ¿Hasta qué punto eran tan diferentes? ¿Y si el portal no debe abrirse?

¿Y si la humanidad nunca debió interpretar las cartas de astrogación de los marcianos? ¿Y si nuestro momento todavía no había llegado?

EL EQUIPO AL SERVICIO DE MANDRAKE

Pero los marcianos no son los protagonistas de esta historia. El empresario de Mandrake, Matthias Hand, provee a la expedición de un equipo militar al que, poco a poco, Kovacs se irá ganando. El liderazgo, el compromiso y la confraternización son algunos de los temas que Richard Morgan plantea en la novela, aunque, desde un punto de vista militar, el tema que más peso tiene en la obra es el sinsentido de la guerra. Los kempistas cometen las mismas atrocidades que el Cárctel y el Cuño, y cuando los unos lleguen al poder, harán lo mismo que los otros. Cada soldado del equipo defiende sus ideales y justifica sus actos apelando al mal menor, evidenciando así el despropósito en la lucha por el poder —ideales aparte—.

No tengo excusas, y mucho menos para Dios. Como pasa con todos los tiranos, no merece la pena desperdiciar saliva negociando con él. Tenemos un acuerdo infinitamente más sencillo: yo no le pido cuentas a él, y él me corresponde con idéntica cortesía.

MÁS CIENCIA FICCIÓN: AHORA, MILITAR

Todos los personajes de Ángeles rotos han cometido y han visto actos terribles. Todos, de una forma u otra, sienten el peso de la guerra sobre los hombros. Si Carbono modificado era una magnífica fusión entre cyberpunk y novela negra, Ángeles rotos es una magnífica obra de ciencia ficción militar.

Richard Morgan. Foto: Krol & Sebastian.

Richard Morgan presenta a unos personajes que se cuestionan el sentido de la guerra, su participación en ella y la violencia desmesurada. Todo ello sin olvidar la ciencia ficción. Ángeles rotos detalla muchos aspectos que se habían quedado en el tintero en Carbono modificado. Conocemos nuevos datos sobre la colonización, nuevas armas de guerra y nuevas posibilidades dentro de la realidad virtual. Ahora sí, Kovacs nos muestra su lado más canalla y sarcástico. Aprendemos más sobre el qüelismo, el Cuerpo de Emisarios, su pasado y su ética.

¿El único problema? Que Ángeles rotos deja con ganas de más. Con ganas de saber qué nuevo futuro le deparará a Kovacs en la tercera novela —Woken Furies, inédita en castellano y fuente de inspiración para la segunda temporada de Altered Carbon—, de conocer más sobre los marcianos y este universo de las pilas corticales que, por momentos, parece conectarse con el mundo de Sólo el acero, el primer libro de la trilogía fantástica de Richard Morgan.

ÁNGELES ROTOS: CONCLUSIONES

Ángeles rotos es una novela lenta, centrada en el diálogo y los personajes, con un trasfondo filosófico interesante que invita, sin duda, a una relectura —como mínimo—. El Kovacs militar gana en personalidad y carisma frente al Kovacs detective, y la destreza con que Morgan introduce la civilización marciana en la historia —y cómo la muestra— para crear misterio y no caer en clichés convierte a Ángeles rotos en una de las grandes obras de la ciencia ficción contemporánea.

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