¿Qué harías si te encontraras una llave que no solo te abriera la puerta a tu propia mente, sino a la de cualquier otro? ¿A dónde irías si al girar la llave apareciera el lugar que desearas al otro lado del umbral? Esas y muchas más posibilidades se abren camino en Locke & Key, la nueva serie de Netflix y uno de los cómics más revolucionarios de los últimos años. Llaves, aventuras y fantasmas cuyas sorpresas no queremos desvelar.
Cualquier destripe sobre el universo de Locke & Key debería considerarse un crimen, porque es uno de esos que merece la pena descubrir por uno mismo. La historia de la familia Locke, los misterios de Keyhouse —o La Casa de las Llaves— y las propiedades de las distintas llaves ayudan a conformar el caótico laberinto de tramas de la obra original. Un laberinto diseñado por el guionista y novelista Joe Hill, hijo de Stephen King, y el dibujante Gabriel Rodríguez. Entre los dos han creado un mundo en el que lo sobrenatural y lo mundano se unen para explorar los rincones más profundos y oscuros de la mente humana. Y para ello han dado rienda suelta total a la imaginación y la fantasía.
Ambas versiones nos sitúan en una pequeña ciudad de Massachusetts: Lovecraft en el cómic, en honor al autor de Providence y a la influencia del horror cósmico en la obra, y Matheson en la serie, en reconocimiento al escritor Richard Matheson. Allí está la mansión donde Rendell Locke se crio y donde ahora se mudan sus tres hijos después del trágico suceso que sufre la familia. Sin embargo, la casa de los Locke esconde demasiados fantasmas del pasado como para permitir huir de la muerte. Las llaves y sus extraordinarios poderes irán apareciendo a medida que el misterio crece y el mal amenaza a los hermanos Locke.
Ahora bien, ¿con qué llave nos debemos adentrar en la antigua mansión de los Locke? ¿Serie o cómic? ¿Adaptación u original?
EL RETO DE LA ADAPTACIÓN DE LOCKE & KEY
Seguramente se antojaron un tanto irresistibles los derechos de una obra tan única y original a un gigante como Netflix. Una oportunidad de esas que no se deben dejar escapar. El problema de las oportunidades que no se deben dejar escapar es que hay que aprovecharlas. Las adaptaciones televisivas de cómics están en pleno auge: Watchmen, Preacher, Las escalofriantes aventuras de Sabrina, Riverdale, The Umbrella Academy, The Boys, The Walking Dead, Lucifer… Y no todas hacen justicia a su obra original.
Las posibilidades que ofrece la viñeta son mucho mayores que las de la televisión, y por eso algunos cómics son tan difíciles de adaptar. La obra de Joe Hill y Gabriel Rodríguez rebosa magia y fantasía. Hay escenas tan ingeniosas y oníricas como irrepresentables en la pantalla. Jugar con las formas, el espacio y los colores de forma irracional siempre resulta todo un experimento en el mundo del cómic, pero no tanto en el mundo de la televisión.
Carlton Cuse, Meredith Averill y Aron Eli Coleite, los responsables creativos de la serie, se han decantado por una puesta en escena sobria, alejada del ingenio de la obra original. No se les puede reprochar. La pantalla exige mucho más realismo que la viñeta y eso es algo a lo que la mayoría de las adaptaciones de cómics deben enfrentase. Por lo tanto, estamos ante una decisión comprensible y correcta, pero poco arriesgada.
Durante la concepción de la serie, seguramente la principal dificultad creativa residió en mostrar el interior de la mente de las personas. Y, aunque la solución de Netflix no sea desacertada, no logra un gran impacto visual. Desde luego que no se le podía exigir el mismo que en el cómic por las razones expuestas anteriormente, pero sí ir un poco más allá de lo convencional. Series como American Gods y Legión ya demostraron que a través de imágenes creativas y evocadoras es posible acercarse a la ambientación de sus obras originales. La primera para representar el mundo onírico y mágico de los dioses y la segunda para jugar con la mente y las alucinaciones.
¿Era esto necesario en la Locke & Key de Netflix? Por supuesto que no, pero esta falta de una estética atrevida e innovadora en la serie se aleja demasiado del espectáculo imaginativo que ofrece la obra original.
EL TONO Y LA AMBIENTACIÓN DE LOCKE & KEY
La elección de una puesta en escena tan comedida no solo se ha dado por la dificultad de trasladar la viñeta a la pantalla. Netflix ha optado por crear una serie para todos los públicos, suavizando la historia y cambiando el terror y la ambientación gótica por fantasía juvenil.
Una buena noticia para algunos y una mala para otros. El tono aventurero y jovial que adopta la serie no convencerá a aquellos que busquen la tenebrosidad de la obra original, pero entusiasmará a los que quieran disfrutar de una historia más parecida a Stranger Things que La maldición de Hill House. Por un lado tenemos la ilusión de Bode, el más pequeño de los hijos, ante el mundo mágico de las llaves. Por otro, las tramas de sus hermanos adolescentes y sus amigos, más centradas en el instituto. Una estrategia de Netflix para llegar a un público objetivo más amplio que nos ofrece un enfoque distinto de la historia del cómic.
EL DRAMA Y LOS PERSONAJES
El único problema de cambiar tanto el tono de la obra original manteniendo los sucesos principales es la pérdida de fuerza de la historia. En el cómic, las escenas sanguinarias son sanguinarias, la brutalidad se muestra con brutalidad y la oscuridad no deja mucho espacio a la luz. En cambio, en la serie, estos acontecimientos se suavizan y el impacto que estos tienen en los personajes no queda bien representado.
Los trágicos hechos recientes no afectan tanto como deberían a los hermanos Locke. Da la sensación de que el trauma solo se abre camino cuando el guion conviene que así sea y la tristeza y el dolor que los personajes arrastran en el cómic queda en el olvido. Aquí es donde más se manifiesta la disonancia narrativa. Los sucesos son tan terribles como en la obra original, pero en pantalla aparecen de forma edulcorada y las consecuencias que estos tienen en la psicología de los personajes no están bien escritas. Lo mismo sucede con el descubrimiento de las llaves y sus poderes. Los personajes reaccionan de una forma simple e inverosímil ante ellos, mucho menos cuidada que en el cómic.
CONCLUSIONES FINALES
Sin embargo, dejando a un lado estas incoherencias narrativas, la serie funciona dentro de su género a la perfección. La tensión, el terror y el dolor desaparecen en gran medida para dejar paso a una aventura juvenil de magia y fantasía que deja con ganas de más al final de cada capítulo y, sobre todo, de la temporada.